C: 20 - DEBERES DE MINISTRO

838 157 2
                                    

Ministerio de Magía-



-El viernes había llegado, y eso significaba una cosa. La noche de juegos era hoy. Estaba tan emocionado de por fin ir a una de estas veladas nocturnas que las personas con amigos siempre tienen, sinceramente no sabía qué hacer o qué decir, así que simplemente se me ocurrió llevar todo tipo de comidas y bebidas.

Me puse de pie, dejando mi asiento vacío y buscando mi gabardina para poder salir del ministerio e ir por las cosas antes de que se hiciera de noche y tuviera que irme con la señorita Granger, pero de inmediato, la puerta de mi oficina fue tocada.

Suspire rendido y alzando mi mano, abrí la puerta dejándome ver a una mujer morena. La conocía desde que evalúe su planta donde trabaja, así que solo la mire esperando a que hablara-

Angelina: Disculpe, ministro. Quería saber si podía firmar estos documentos, ya sabe. Es trabajo. -sonrió amable mostrando tres carpetas repletas de hojas-

Gaspar: ¿Todas? -pregunté perplejo-

Angelina: No traería todas las hojas solo porque si, ¿cierto?

Gaspar: Bien. -suspire rendido- Pero, ¿no puede ser después? Tengo algo importante que hacer y...

Angelina: Solo son pocas hojas.

Gaspar: Se las firmaré ahora mismo. -la mire enojado- Pero jamás en su vida vuelva a interrumpirme. -gruñi-

Angelina: Disculpe, ministro.

-Yo asentí cansado y volví a sentarme en mi silla, detrás de mi escritorio. Agarré una pluma y llenándola de tinta, miré a la mujer quien de inmediato me paso la primera hoja-

Angelina: ¿Deberes de ministro? -preguntó de la nada-

Gaspar: ¿Qué? -la mire confuso mientras firmaba la primera hoja-

Angelina: Que si saldrá por algo del ministerio. -dijo entregándome las demás hojas-

Gaspar: Ahh, si, si. -dije firmando- Es algo aburrido, nada especial. -dije serio- Ya sabe, ministro vaya aquí, ministro vaya allá... aburrido.

Angelina: Puedo imaginarlo. -sonrió-

-Yo asentí siguiendo con las firmas hasta que después de casi diez minutos de silencio total e incomodidad, por fin terminé de firmar las benditas hojas.

Después de eso, la señorita Johnson solo se fue sin decir más que las gracias y por fin pude empezar a ponerme mi gabardina, claramente con lentitud ya que mi brazo aún me dolía.

Salí de mi oficina agarrando mi varita, que no la necesitaba, pero debía llevarla a todos lados y, pasando por la oficina de la jefa del Departamento de Seguridad Mágica, sonreí.

Debía admitir que la señorita Granger se veía increíble trabajando, era una mujer muy trabajadora y eso hablaba muy bien de ella. Me gustaba el verla arrugar la nariz cuando estaba concentrada en algo.

Regresé a la realidad al ver un pergamino mensajero pasar frente a mis ojos y, regresando a mi porte serio y frío, seguí caminando hasta que llegue al ascensor.

Al llegar afuera del ministerio, fui directo a mi auto. Debía buscar una tienda para comprar bocadillos y bebidas, ese era mi objetivo. Así que conduje, solo esperaba que los amigos de la señorita Granger se sintieran cómodos con mi presencia-

...

Gaspar: Disculpe, ¿tiene comida para amigos? -pregunté serio mirando a un viejo mago-

INDIFERENTE Y ARROGANTE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora