C: 28 - UNA PUESTA DE SOL ÚNICA

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Restaurant Las
Tres Veelas-


—En el corazón del mundo mágico, donde las calles empedradas se curvaban como un abrazo, se encontraba el restaurant "Las Tres Veelas", un refugio acogedor que prometía envolver a sus comensales en un ambiente de encanto y misterio. La fachada de piedra rojiza parecía sonreír, con ventanas como ojos brillantes que reflejaban la luz dorada del sol de más de mediodía.

Al entrar, Hermione Granger fue envuelta por el aroma cálido de especias y pan fresco, que se mezclaba con el murmullo suave de las conversaciones y el tintineo de cubiertos contra platos de porcelana fina.

Y detrás de ella, la alcanzaba Gaspar, quien había terminado de aparcar el auto. El hombre vestía un saco sin mangas negro, con una camisa negra para ocultar un poco su venda de cuero negra que ayudaba a su brazo izquierdo.

Y Hermione estaba tan radiante con ese hermoso vestido rojo con encaje. No era un vestido elegante, llamativo, tampoco el más caro, pero sí era uno presentable, y más, al ser usado por alguien tan hermosa como ella.

Al menos era lo que el Ministro de magia pensaba cuando la miró con una sonrisa y le estiró su mano-

Gaspar: ¿Gusta pasar, señorita Granger? -le sonrió-

Hermione: Claro. -asintió con una sonrisa, aceptando su mano y caminando a su lado hacia la barra donde un joven mago con chaleco rojo escarlata que brillaba como si un unicornio hubiera vomitado brillantina, lo hubiera hecho sobre él-

Gaspar: Eh... buenas tardes. -saludo con una pequeña sonrisa- Tenemos reservación.

Gary: Apellido, por favor. -preguntó sin voltear a verlo, más concentrado en el crucigrama que El Profeta tenía en la parte trasera de su diario-

Gaspar: Grindelwald. -pronunció con claridad- Reservación de Gaspar Grindelwald.

-el joven mago con su nombre en un pin clavado en el pecho de su chaleco lo miró de inmediato, con el rostro tan asustado que apenas se dio cuenta de quien era, se levantó de golpe, tirando el periódico por tan pronta actividad-

Gary: Señor Ministro. -expresó de inmediato, con un leve tono nervioso que hizo sonreír con malicia al bicolor- Yo... disculpe, no estaba...

Gaspar: Había escuchado que era un gran... restaurant. -murmuró entre dientes, mirándose las uñas con desinterés- Que lastima saber que ni siquiera mi cita y yo pudimos tener un buen trato apenas al llegar a la lista de reservaciones. -fingió dolencia-

Gary: Por favor, señor Ministro. -lo miró aterrado- No haga que...

Gaspar: Es una lástima. -le hizo un puchero-

Gary: Por favor... -susurró con apenas un hilo de voz-

-Gaspar estaba a punto de seguir torturando al hombre, pero al sentir un pequeño apretón en su brazo derecho, giró su cabeza para ver a su acompañante.

Hermione Granger lo veía con una seriedad, una que hizo al hombre de cabellos blancos suspirar rendido al saber que ya no podía seguir perturbando la paz mental del joven mago-

Gaspar: De acuerdo. -respondió rendido ante la intensa mirada de la castaña-

Hermione: ¿Podrías mostrarnos nuestra mesa, por favor? -le sonrió al empleado-

Gary: Sí. -sonrió aliviado- Sí, claro que sí. -suspiró- Síganme, es por aquí.

-Hermione asintió, mostrándole una sonrisa más amable y sincera al empleado, ella veía a todos por igual, no había clase social cuando todos compartían lo mismo en el interior, cuando todos tenían el mismo destino.

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⏰ Última actualización: Sep 27 ⏰

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