7 { Besos } ♡

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Dalia Miller.

Tres días

Tres días fueron suficientes para que el mundo supiera todo de mí.

Bueno, casi todo.

Lo único que no dan es la razón por la que estoy aquí, unos dicen que es por estudios y otros prefieren no opinar.

Pero yo… yo había venido hasta aquí por dos razones.

Una: conocer a Izan

El tipo que me molaba toda la vida, un ángel caído ante mis ojos. 

Y dos: ayudarle en lo que quisiera, y quizás, solo quizás, si él hubiera querido y no se hubiera dado por vencido ayudarle a caminar.

Pero… Demean me dijo que él ya no volvería a caminar entonces mis planes habían cambiado hasta hace unas semanas cuando me dijo que había poco probabilidad de que él caminara de nuevo.

Porque sí, había probabilidad, poca, ¡pero había! 

Pero lo que sucedió la última vez que nos vimos lo arruinaba todo. 

Izan y su tonta forma de ser, me agotaba, me desanimaba y al final él terminaba de humillarme aunque no quisiera.

O quizás si quería.

Y aquí va otro pero. Bueno tres peros.

Pero…

Mi autora siempre ha dicho:

"Lucha por esa persona, aunque pierdas un poco la "dignidad". A veces eso hace hablar bien de ti, pero procura no perderla de más.  Porque muchos suelen confundir la perseverancia con dejarte humillar"

¡Y No! No voy a permitirte que vengas a juzgarme y hablar mal de mí porque si estuvieras en mi posición estoy segura de que llevarías a cabo esta frase, aun asi no sepas lo que te espera.

Yo sé hasta dónde podemos llegar a aguantar la actitud del chico de ojos cafés.

Bueno, prosigamos con la historia.

Mañana vendrá a comer Demean, solo, se lo han dicho las chicas, no yo.

He dejado el móvil apagado desde ese día en la tarde porque los chismes siempre vuelan y obviamente este no paraba de sonar. Mis redes sociales las eliminé, todas y cada una de ellas. Hasta ahora no me apetece prenderlo.


♤~♤~♤~♤

Demean Harrison.

—¿Seguro?— salí de su habitación, no dejaba de insistir.

—¡Sí! Le he dejado un montón de mensajes, la he llamado pero no me responde— el chico fue al elevador.

Mientras, yo bajaba las escaleras apurado porque se me hacía tarde para la comida en casa de las chicas, al estar ya allí abajo Izan salió del elevador.

—Pues hoy puedo decirle que mueres por escuchar su voz— molesté.

—Ya Demean, me gusta un poco pero que no se te olvide que en cuatro días le doy la respuesta a Olaya.

—No me preocupo, yo sé que te gusta más Dalia. Que solo estas con Olaya porque te acostumbraste a ella, no porque la ames o la quieras— tomé las llaves del auto.

Izan se quedó ahí en la silla de ruedas, parecía ido, como si algo le pesara.

—¿Quieres que le diga?— propuse una vez más.

—No, quizás no quiere saber nada más de mí, y tiene razón… la trato muy mal— dijo regresando a nuestra realidad.

—Izan… ¡Es Dalia! Ella es tan buena que estoy seguro que ya te perdono— hablé seguro.

ℱ𝓊ℯ𝓇𝒶 𝒟ℯ ℒ𝓊ℊ𝒶𝓇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora