37 { Es normal } ♡

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Olaya.

Me vi por séptima vez en el espejo antes de que Izan tocara el claxon de su carro para avisarme que había llegado.

A comparación de ayer, hoy estaba un poco cálido el clima, ni quien lo entienda. Llevaba puesta la camisa del Gonzma, obviamente llevaba la que ocupaba Harrison para jugar, hoy era su regreso al fútbol profesional. 

Tenía una falda de mezclilla y mi cabello suelto, no es que me gustara tanto el fútbol pero le había prometido a Izan que estaría ahí, junto a su hermano y ¿nuestras amigas? La verdad no sé si ellas me consideran su amiga pero yo a ellas si que lo hacía. 

Durante todo el proceso de Izan y Lucía salíamos por las tardes a pasar el rato, si no, era en su casa. Son grandes personas.

La bocina del carro de Izan volvió a escucharse.

—¡Date prisa, ya vamos tarde!— salí arreglando mi cabello.

—¡Listo!— entré al coche.

Sonrió al verme con su Jersey.

—Qué guapa…

—Gracias…

Eran las 6:46 p.m. El partido era a las ocho y no se porque Izan trataba siempre de llegar temprano a los lugares.

—Tengo hambre— le dije con pena.

Izan detuvo el coche de golpe frente a un puesto de tortas. Lo miré confundida.

—Tienes hambre ¿No? Adelante.

Abrí mi boca ¿Como iba a hacerme comer tortas de la calle?

—¡Voy a agarrar enfermedades!— él se rió.

—¡Olaya por favor!— sacó dinero de su billetera— Compra dos, una para ti y otra para la pequeña Zulay.

—Estás bromeando ¿Verdad?— ¿Yo? ¿Comer de la calle?

—No, las cosas que cocinan ellos son muy buenas— me quede callada— Aunque a veces si pescas alguna enfermedad pero es porque no estás acostumbrado.

Harrison salió del coche y compró más tortas de las que había dicho.

Cuando entro estiró una hacia mí.

—No, gracias.

—Dale, pruébalo— le dio un mordisco a una de ellas y la dejó entre los dos.








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Izan Harrison.

—¡¿Por qué las comidas de clase no son tan buenas como estas tortas?!— la manera en que lo decía era tan chistosa que no pude evitar reírme.

Ella me dio un golpe en el hombro.

Estos días ha estado últimamente rara, de pronto quiere llorar y después se ríe de la nada.

—Mañana a lo mejor amanezcas un poco floja del estomago pero no pasa nada.

Paré el carro dentro del estacionamiento del estadio. Oficialmente regresaba al fútbol.

Mire mi móvil mientras Olaya “se arreglaba un poco más” la verdad no sé para que las chicas lo hacen si son guapas tal y como son… Aunque bueno, no es malo ponerse más hermosas de vez en cuando.

Escuché como la puerta de mi coche sonó. Volteé y vi a Olaya haciéndome de señas con la cabeza para que saliera del coche; aunque algo me llamó la atención en el asiento del copiloto.

ℱ𝓊ℯ𝓇𝒶 𝒟ℯ ℒ𝓊ℊ𝒶𝓇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora