Palabras

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Las palabras parecen sobrar cuando se intenta describir alguna cosa. Es que, con un recurso tan infinito, las ideas colapsan en el fino mundo de la imaginación. Aunque hay unas cuantas que perduran y otras tantas que se olvidan. Ciertamente, las palabras de un enamorado, encantan, conquistan y atrapan. Las de un depresivo, rápidamente leídas, y para qué hablar de aquellas que esconden consejos; fugazmente olvidadas en alguna parte del inmenso mar del universo, aunque claro está que existen muchas más, y cada una dependiente de una emoción, pero lo cierto es que las tres mencionadas, resumen la variedad con la que las personas las perciben y por supuesto, usan.

Las primeras palabras, tienen como objetivo enamorar la mente y el corazón, y que no se entienda exclusivamente en términos de pareja ni menos un amor al estilo Disney. Pensemos en una conquista general, aquella que diariamente fluye con nosotros y entregamos inconscientemente a otros. Son aquellas palabras que nos otorgan carisma, personalidad; son el reflejo de lo que deseamos mostrar.


En el caso de las segundas, solo un depresivo verá y tomará en cuenta lo que en ellas se plasman, puesto que aquellos que dicen sentirse bien, difícilmente comprendan por lo que atraviesa aquella persona, pero siempre existen excepciones de todos modos.


Finalmente, las últimas suelen ser el "atuendo" de los más sabios... o aquellos que pretenden parecerlo. No obstante, es evidente que hablan teniendo en cuenta experiencias -y no necesariamente vividas-. La manera que tienen de percibir la vida dista mucho del común. Las palabras fluyen e impactan como verdaderas balas. Sin embargo, éstas no producen heridas; las tocan, te recuerdan que existe algo que no se debe olvidar. Pero de todas las palabras, esas son pronto olvidadas, pues, tocan puntos muy sensibles. Es como presionar una herida todos los días; el dolor no disminuye, es permanente, pero eso solo desde la perspectiva de "la bala", sin embargo, podría ser mirada como la cura también. Si no tratas una herida, ésta se infecta tarde o temprano. Por el contrario, si aplicas pequeñas dosis de medicina, se irá curando, a pesar de que las primeras veces provoque dolor, luego molestia, hasta que tras un tiempo determinado, se convierta en una cicatriz. Lo importante en todo esto se trata de no olvidar la medicina, aunque evidentemente, cuando ya no exista la cicatriz, tampoco lo hará la medicina, y solo una ínfima imagen mental recordará que alguna vez hubo algo ahí.


"Las palabras", un mar abarrotado de vida y peligro. De donde nacen las armas más poderosas; herramientas capaces de destruir o salvar.


Instrumentos de paz u odio; medicina al alma y mente.


Cimientos que abren caminos o los cierran.


Las llaves a la cordura o el paso a la disrupción.

DisrupciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora