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EDITADO

Alex, yo y Claire, en ese orden estabamos sentados en una celda de detención hasta que mis padres nos vengan a buscar.

Claire tenía cara de pocos amigos. Creía que en cualquier momento iba a explotar, estaba dando soplidos fuertes que creo que no son normales para un ser humano, es mas como una mutación de un toro y un caballo.

Me lo imaginé, sería gracioso porque un caballo con cuernos y un súper hocico dando soplidos y...

Oh por dios, estoy muy aburrida. Lo único divertido que sucedió en esas ultimas dos horas fue cuando el comisario que estaba frente a nosotros, caminando por nuestra celda de un lado a otro, mató una mosca.

-Oye, ¿Cómo te llamas?- Le pregunté al súper mega gigante hombre con uniforme de policía.

-Mark.- Respondió seco.

-Oh, tengo un tío en España llamado Mark, mi madre es de allí, tengo muchos tíos en España, de los cuales, uno es mi tío Mark.- Dije con una sonrisa, Mark pareció no escucharme. -Hey, Mark, ¿Tienes hijos?

El hombre me miró serio y enojado y siguió su camino.

-Mark, te hice una pregunta.- Insistí parándome del banco de metal.

-Siéntate.- Ordenó serio, sus ojos parecían tornar a rojos cuando me miró.

Que miedo da este hombre, pobre de sus hijos.

-Bien, bien, no te enojes, Mark. Pero quiero hablar contigo, pareces un hombre alegre.- Sonreí mostrando todos mis dientes y el siguió con su expresión de Bull Dog, pero mas serio aún, ni siquiera tenia el labio en una línea, sus comisuras se curbaban hacia abajo, y sus párpados caídos se sumaban a sus cejas tupidas que también estaban caídas. -Mira esa cara, eres el tipo más alegre que he conocido.

Se quedó mirándome, fijamente con esa cara inexpresiva.

Sus ojos eran como... un negro muy oscuro, demasiado. Me miraba tan fijo, que no me da miedo decir que creo que esta mirando mas allá de mi piel, como si tuviese rayos X y mirara mi cerebro.

Aburrimiento.

-Mark... ¿Eres feliz?- Pregunté frunciendo el ceño.

-Cambio de turno.- Dijo al Walkie-Talkie de su hombro.

Oh, vamos, le encantó socializar conmigo.

Que hombre tan agradable él.

Segundos después de que Mark desapareciera de mi vista, apareció una mujer delgada y alta con un rodete canoso. Una de sus cejas estaba alzada, y su cara tenía la expresión de estar oliendo algo horrendo.

-¿Cómo te llamas?- Pregunté amigablemente.

-Cállate.- Dijo fría, su voz sonaba como si cada letra fuese plomo o algo así.

-Parece una mujer alegre y amigable.- Al igual que con Mark, sonreí mostrando absolutamente todos mis dientes. Con ojeras debajo de mis ojos, los pelos en cualquier dirección, y sin una pizca de maquillaje, la verdad, mi expresión debió haber sido horrible.

-Dije que te calles. No repito las cosas más de dos veces. Así que, cierra la boca, o pierde la lengua, tú eliges.- Dijo de la misma manera que antes.

-Per...- Y Alex me interrumpió, hablando por primera vez desde que estamos aquí.

-Ya cállate Cass, nos meterás en problemas.- Dijo susurrando.

-Como si estar en la cárcel no fuese un problema.- Rodé los ojos y miré hacia otro lado.

-No digo que no lo sea, pero, cállate, los tres estamos aburridos. Pero eso no significa que molestemos a los comisarios.- Dijo forzando una sonrisa.

Un Perfecto ImbecilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora