⁠♡; t w e n t y - 8

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20 de diciembre de 1996, Seúl, Corea del Sur.

Hoy tengo planes con Jungkook.

Ya que estamos tan cerca de que sea Navidad, quise invitarlo a la pista de hielo, pero también con el propósito de preguntarle algo muy importante.

Estoy muy nervioso de verlo, mis manos tiemblan y sudan, arregló mi cabello cada segundo. Mientras espero a que salga y oír esa puerta, sé que pude pasar a su casa pero los señores Jeon no me dejarían salir de ahí.

Ahora ya no puedo seguir ignorando lo que él causa en mí, un día podré decirle que más allá de la maravillosa amistad que hemos formado durante estos meses, un sentimiento nuevo se adueñó de mí. Cuando veo sus ojos, su sonrisa, sus labios; cuando nuestras manos rozan al jugar o por sólo coincidir al tocar el mismo objeto.

La puerta se abrió dejando ver a un hermoso chico vestido elegantemente, con un abrigo que le cubría hasta las pantorrillas, una playera de cuello alto y sus característicos Converse negros.

Me atrevo a decir que ahora soy quien se siente completamente informal.

Levantó su mano en señal de saludo y avanzó a pasos rápidos hasta mí. Noto que trae un curita en la mejilla derecha y no puedo evitar tocarlo delicadamente.

—¿Qué te paso?

—Ah —soltó una risita— Es una historia bastante tonta.

—¿Por qué?

—Me caí en el baño —giró su rostro y frotó su mejilla.

—¿¡QUÉ!? —exclamé tan fuerte que el señor que paso a mi lado me miró con desagrado.

—No grites, estoy bien, tampoco fue para tanto.

—¿Cómo pasó?

—No creo que quieras escucharlo, es muy vergonzoso.

—Necesito escucharlo o no iremos a la pista de hielo hasta que me lo digas.

—Eso se conoce como chantaje, joven Park.

—Usted decide, me lo dice o no vamos a ningún lado.

—Ni siquiera mis padres me piden tantas explicaciones como usted.

—Adelante lo escucho.

—Uhmm. Verá... en resumen entre al baño para peinarme el cabello, pero el cepillo se cayó hasta la otra esquina y cuando iba a recogerlo pise la agujeta de mi calzado y mi cara chocó con el lavamanos —señaló la herida, mientras se reía.

—¿Y dónde está lo gracioso? —enarqué una ceja.

—Ah, es que después resbalé y bueno.. mis pantalones se mojaron —sonrió mostrando sus dientes— ¿Por qué no se ríe?

—No encuentro lo gracioso, Jungkook.

—¿Tampoco le parece creíble? —mordió su labio inferior.

—No.

El menor exhaló.

—Esta bien. La verdad es que... había una araña en el baño y entré en pánico, entonces choqué con la puerta por salir corriendo.

Ahí si me reí.

—Por eso no quería decírtelo.

No podía dejar de reír, incluso caí sobre mis rodillas.

—Si usted, se queda riéndose de mi accidente a mitad de la calle, entonces yo me iré a la pista de hielo.

—No... espera... —las carcajadas no me dejan hablar.

The art of love - Jikook -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora