The art of love - Jikook -

⁠♡; t w e n t y - 7

18 de diciembre de 1996, Seúl, Corea del Sur.

La universidad se ve más vacía con el pasar de las horas, todos terminan de entregar trabajos que les faltaban antes de irse de vacaciones, no era para nada grato vivir con la angustia y estrés de no conocer cuál era tu calificación hasta el día en qué se retoman las actividades académicas.

Jungkook no me dijo que ese documental no estaba terminado y que el profesor les había extendido el día de entrega, y ese es hoy, justo el último día de clases. ¿Cómo me enteré?, mi madre fue quien me lo dijo, le hacían falta algunos detalles por perfeccionar, cuando llame a mi madre me dijo que se encontraba con Jungkook, le pregunté la razón por la que estaban juntos y respondió que él llevaba casi toda la mañana ahí, por eso no vino conmigo hoy a la facultad.

No me siento molesto, porque ni siquiera tengo el derecho.

¿Me mintió?

Tiene sus razones y motivos, todos son válidos.

Me siento un poco culpable, nos fuimos de viaje un fin de semana y sé que ese tiempo pudo emplearlo en su proyecto, ese al que le dedicó más de una noche.

Cuando tuvo el accidente en el teatro, estaba seguro de que durante su estancia en casa avanzaría tanto como pudiera; no obstante, el día que vi ese vídeo tenía una pequeña duda, pero no lo hice saber, lo que menos quería era verlo más estresado.

Me encuentro sentado en una de las bancas, esperando a que salga, como dije, no lo vi llegar y me gustaría saber que fue lo que su profesor le dijo.

He visto pasar a Shin Hye exactamente cinco veces, ha ido y venido de un lado a otro con desesperación, tal vez no lo encuentra o probablemente pelearon y por eso no deja de asomar la cabeza cada segundo que pasa.

Pero yo tengo tiempo de concentrarme en un par de chicos que no hacen más que darme pena ajena, solo debo enfocar mi atención en el chico con overol que camina hacia mí con una enorme sonrisa, suficiente para alegrar mi corazón. Extendí mis brazos, viéndolo correr hasta poder sentir que su cuerpo se encontró con el mío, su barbilla quedó al ras de mi hombro, soy pocos centímetros más bajo de estatura que él, pero hoy parece que los papeles se han invertido, ante mi percepción soy el más alto.

Escuchar su risa, te hace creer que no necesitas ninguna otra cosa porque las dulces ondas sonoras que emite son como una caricia para todo tu ser.

— Nunca me habías abrazado así —sus manos avanzaron hasta mi espalda, dejando suaves caricias.

— No te vi llegar y además ya quería ver a mi... —esta palabra me empieza a generar conflicto— A mi mejor amigo.

— Te dejé un mensaje en la mañana, ¿no revisaste tu beeper?

— ¿Un mensaje?

— Sí.

— Creo que no, porque llamé a mi madre y ella me dijo que habías pasado toda la mañana editando tu proyecto.

— Oh... Ya te enteraste de eso —recargo su frente en mi hombro— se suponía que iba a decírtelo ahora, pero alguien se adelantó.

— Lo dices como si me dieras una explicación, no es necesario, seguramente tenías motivos para ocultarlo, está bien.

— Es que... bueno... la razón por la que no dije nada fue porque eran sólo pequeños detalles, no me llevaron mucho tiempo.

— Pero nos fuimos a Japón y creo que esos dos días pudiste haberlos empleado en solucionar esos "pequeños detalles".