𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟑𝟐

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Bajamos de mi habitación y al llegar a la entrada principal le di un último vistazo a mi casa donde no estaría por algunos días.

Cerré la puerta y cuando salimos la nieve iba subiendo un poco más incluyendo viento demasiado helado.

Jacob ayudó a subir las maletas y Tom inmediatamente me metió a la camioneta mientras él comenzaba a quitarse los rastros de nieve que estaban encima de sus hombros.

Llegamos a su casa y Bill salió a recibirnos con una sonrisa,entramos y Jacob subió mis maletas mientras Tom comenzaba servirse algo de Tequila.

—¿Hubo algún problema? —preguntó Bill—

—Si,ayer comenzaron a seguirnos.

—Te dije que ese—me miró— ese asesinato terminaría mal—dijo en voz baja cerca de su gemelo—Tom me miró y después miró a Bill—

—Tenía que hacerlo —tomó el vaso en su mano y le dió un sorbo—

—Pusiste en riesgo a Melissa —se exaltó un poco—

—¿Crees que no pensé en ella? Claro que lo hice —miró a su hermano con mirada fulminante—

—De todas formas me alegro que no pasó a mayores —apretó sus labios y volvió a mi lado—

Como yo me había quitado el saco y mi chamarra ya que la casa de los Kaulitz tenía calefacción y la chimenea encendida comenzó a darme algo de calor.

Bill miró mi cuello y suspiró,su mirada se dirigió a su gemelo y esta vez se veía demasiado molesto.

—¿Que le hiciste? —lo empujó—

—¿Que mierda? —Tom frunció el ceño— Tom se veía demasiado fuerte ya que el empujón de Bill no lo movió absolutamente ningún centímetro—

—¿Que le hiciste? ¿qué hiciste ayer con ella? —A Bill comenzaba darle igual si yo estaba ahí—

—¿Quieres que te diga? —Tom alzó su ceja—

Bill suspiró de nuevo y me miró.

—¿Te obligó a hacerlo? —preguntó preocupado mirando mi cuello—

Negué con mi cabeza mientras me cruzaba de brazos.

—Tom,necesito hablar contigo —dijo Bill caminando hasta la oficina—

—No tardo —dijo Tom mirándome—

Ambos gemelos entraron a la oficina y Bill cerró la puerta de un portazo.

—Señorita,preparé un café —¿Gusta? —preguntó Stefan— a lo que asentí y me dirigí con él hasta la cocina— Donde se podía ver que ya tenía listo el almuerzo y la comida,olía riquísimo.

—Tom,debes parar —dijo Bill molesto—

—¿Que dices?—frunció el ceño—

—Que debes parar,esto terminará demasiado mal...lo vas arruinar todo —dijo negando con su cabeza—

—¿Crees que no puedo hacer feliz a Melissa?

—No,no puedes hacerlo —negó—

—Eres patético,claro que puedo hacerlo —asintió—

—Tom,para por favor,no eres el adecuado para Melissa.

—Claro que lo soy y puedo hacerla feliz —sonrió victorioso—

—Siempre arruinas todo,eres mala persona y Melissa no merece un hombre como tú.—gritó—

—Baja el tono de tu voz —lo apuntó con su dedo índice—

TOM KAULITZ-𝐋𝐎𝐒 𝐎𝐉𝐎𝐒 𝐃𝐄 𝐌𝐄𝐋𝐈𝐒𝐒𝐀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora