Mil Y Un Pecas || Blairon

Epílogo

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Blaise tiene una habitación en su memoria la cual esta dedicada al cien por ciento a Ron. Ron en general, Ron en especifico.

En ella, memoriza y recuerda cada parte del pelirrojo. Cada cabello, cada diente perfecto y pulcro, cada movimiento, cada acto, cada cosa sobre él. Todo lo que pueda ligarse a Ron, esta acomodado perfectamente en aquel cuarto.

Pero aunque sepa de memoria todo sobre el pelirrojo (ya fue, llego, regreso y volvió a ir), las pecas de este tienen dedicado un gran espacio solo para ellas.

Blaise les guarda un lugar específico y especial no solo por el hecho de que cada una de ellas merece la pena ser contada y apreciada desde su punto de vista. Si no que también significan el momento en el cual se conocieron, el como él pudo ayudar al pelinegro. El comienzo de su historia. Ya sea de amistad o noviazgo del qué estemos hablando, el peso de memorizar cada una de las pecas de Ron es algo que cuesta cargar.

Pero a él no le molesta. Cargar con aquello le termina por tonificar los brazos, marcar la espalda y caminar con una buena postura. No puede ser tan remilgado al poder tener a su lado al chico que siempre deseo.

-¿Sucede algo? - le pregunta Harry cuando lo ve sentado en la mesa sin hacer nada y con cara de pocos amigos.

-Nada, solo me duelen los pies.

Bailar nunca fue lo suyo, si lo de Ron. Así que ve a su novio bailar una pieza con Hermione mientras el descansa y da por terminada su "diversión" fiestera de Yule.

Sus párpados pesan pero no tanto como sus pies lo hacen. Así que solo espera. Solo espera la hora en la cual Ron se ha cansado y puedan volver a sus habitaciones (o a la de uno de los dos, más bien) para descansar.

-Tienes pies y manos de mantequilla. - le termina por decir el pelinegro mientras deja su bebida en la mesa. Blaise ríe.

La noche se pasa entre música y bailes torpes de chicos borrachos. Y Blaise es capaz de por fin irse a descansar.

Ron no toma, pero tiene la peculiaridad de hablar de más cuando esta muy cansado: es como si su mente le fallará y tuviera un tropiezo con lo que quiere decir y lo que no.

-Hubieras bailado más. - le reprocha - Quería estar más tiempo contigo. - declara

-Tienes el resto de la noche. - Blaise le dice, haciéndolo caminar por los pasillos mientras abraza su cintura con su brazo izquierdo y sujeta sus zapatos con la mano derecha.

Ron ríe y deposita un suave beso en su mejilla.

-¿Cuantas pecas has contado?

-Ron, no lo recuerdo. Estoy bastante cansado.

-Dijiste mil y un. - le recuerda.

-Si, como hace un año...he contado más. No las recuerdo en este momento.

-Quiero que cuentes más. - le dice, como si lo que estuviera diciendo fuera el pan de cada día para todo el mundo.

-He contado más.-Blaise aclara

-Más que esas. - especifica.

El moreno ríe y logra contagiar al pelirrojo, por lo cual sus pies dejan de pesar y pega más el cuerpo de Weasley al suyo.

-Vamos. - le dice.

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A la mañana siguiente, tienen maletas qué hacer y ropa que acomodar. Sus cuerpos desnudos y fríos no se quieren despegar de las sábanas y saben porque.

Las vacío es han llegado, y en parte es momento se separarse (aunque saben muy bien que eso es en parte mentira, no piensan hacerlo ni por un día). El año ha terminado, otro año empieza.

Y ninguno de los dos piensa en mejor manera de hacerlo qué aquella.

Los dos tumbados sobre las sábanas platas y verdes de la cama de Blaise, acorrucados uno con el otro en busca del calor inexistente en las mazmorras y memorizando cada parte del otro con cada respiración y beso qué comparten.

-¡Merlín, cuanto te quiero! - murmura contra sus labios mientras recorre con la mirada al pelirrojo.

Los dos ríen, los dos se besan.

Y Blaise puede decir que conoce y se sabe de memoria cada peca de Ron.

Mientras tanto, Ron nota el como su piel morena se pinta de un color carmesí entre más lo besa.

Lo que es decir mucho de los dos.

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N/A: Hubo problemas con el tiempo ya que el final se debió publicar el 31 de agosto pero no hay problema. 

Gracias por leer, votar, comentar y demás. Gracias con todo lo que tengo.

Los quiere y nos seguimos leyendo, Sofi.