• Capítulo 20

434 57 3
                                    

—Oye, pareces bastante feliz para ser lunes por la mañana.— Dijo William sentándose a mi lado.
Estábamos en el aula de audiovisuales, íbamos ahí cuando teníamos que ver algún documental en alguna materia. Esta vez me senté en la última fila, algo inusual en mí. Pero por alguna razón me apetecía cambiar de sitio. En fin… la cuestión es que hoy en biología íbamos a estudiar la superinteresante vida de las hormigas africanas. Seguro que nos serviría de mucho en la vida…
—La verdad es que me he despertado de buen humor.— Le respondí a Will.
—Ajá, ¿Y ese buen humor se llama “Jay”?— Dijo sonriendo.
—¡Oye!— Intenté replicar.
—Hablando de él…—
William miró la silla que estaba a mi izquierda y luego me di cuenta de que alguien se había sentado a mi lado.
—Puedo sentarme aquí, ¿No?— Preguntó Jay tranquilamente. —¿Por qué me miráis así?—
—Por nada.— Respondí nervioso.
Will no dijo nada más, pero sonrió pícaramente.
La clase empezó y cerraron todas las persianas, haciendo que la habitación quedase completamente a oscuras. Entonces el documental empezó.
—Qué aburrimiento.— Murmuró Jay.
—Y que lo digas…— Resoplé.
Jay se giró sonriendo. Probablemente, no esperaba que le contestara. Luego se acercó más a mí y me susurró:
—¿Quieres hacer algo más divertido?—
—¿Q-qué vas a hacer ahora, Jay?— Pregunté sabiéndome ya su manera de actuar.
Noté una mano tocándome la pierna.
—¡No empieces!— Exclamé susurrando.
Pero Jay no me hizo ni puñetero caso. Siguió subiendo con su mano por mi pierna, entonces me estremecí.
—Estate quieto o se darán cuenta.— Dijo él mirando hacia delante, totalmente serio para disimular.
Mantuvimos una pelea de miradas, pero igualmente no se detuvo hasta llegar a mi entrepierna, y empezó a desabrochar mi pantalón con cautela para no hacer ruido. Hacer eso ahí dentro era extremadamente arriesgado, pero era cierto que estábamos en la última fila, estaba todo prácticamente oscuro, y haciendo eso por debajo de la mesa…
—Tranquilo, solo haz silencio.— Dijo Jay sonriendo de lado.
Metió su mano en mis boxers y empezó a masajear mi miembro.
«Mierda» Pensé. «Se siente demasiado bien.»
Por suerte William estaba realmente interesado en las hormigas africanas, ni siquiera pestañeaba mirando el documental.
Jay aumentó el ritmo y cada vez se me hacía más difícil disimular. Miré a Jay y tuvimos otra conversación silenciosa de miradas. Mi respiración era irregular y él parecía estar sonrojándose, pero no lo pude ver bien debido a la mala iluminación.
Estiré mi brazo lentamente hacia Jay y posé mi mano un poco más arriba de su entrepierna. Metí mi mano entre su camisa y pude tocar sus abdominales.
Luego seguí bajando y desabroché su pantalón para imitar sus acciones. Si me pillaban a mí, lo pillarían a él también. Jay me miró con cara de sorprendido, y cuando agarré su miembro tiró un poco la cabeza hacia atrás. Los dos seguimos masturbándonos mutuamente. Sabía que era mejor no hablar para no llamar la atención, pero no pude evitar susurrar:
—J-Jay~.—
Él, a modo de respuesta, aumentó más el ritmo del movimiento de su mano, lo que me hizo sentirme realmente bien. Hice lo mismo con él y al final nos vinimos a la vez.

Él me miró sonriendo y le devolví la sonrisa. Los pocos minutos que quedaban de clase nos los pasamos intentando devolver todo a la normalidad, abrocharnos los pantalones, e intentar no hacer ruido, que era más difícil de lo que parecía… Por suerte William se había quedado dormido, si no hubiera sido mucho más difícil.
Cuando sonó él timbre pareció una carrera entre Jay y yo. Los dos nos levantamos superrápido y nos fuimos de clase sin siquiera decir nada. Ahora tocaba un pequeño descanso, por lo que aprovechamos la oportunidad. Entramos al baño y nos lavamos las manos.
—Idiota, nos podrían haber descubierto…— Dije.
—Por lo visto, eso no te ha importado mucho.— Me miró sonriendo atractivamente. —Tú me has seguido el rollo…—
—Lo sé, pero debemos esperar hasta mañana, ¿Sí?— Respondí. —Es menos probable que nos pillen.—
—Cierto, pero es que no he podido controlarme, perdón.—
Me sonrojé e intenté salir del baño, pero Jay me agarró de un brazo atrayéndome hacia él.
Quedamos a muy pocos centímetros. No sabía cómo se sentiría Jay, pero yo aún seguía bastante excitado. Creo que se había dado cuenta.
—¿Puedo hacer algo?— Preguntó a tan poca distancia de mí que nuestros labios estuvieron a punto de tocarse.
Escuchaba su respiración agitada y eso no ayudaba demasiado a calmarme.
—Otra vez con tus preguntas… ¿En qué piensas esta vez?—
Sabía perfectamente que los dos teníamos ganas de romper la poca distancia que nos separaba.
Jay se acercó a mí, y cuando pensé que iba a juntar sus labios con los míos, cambió un poco el rumbo y me mordió la oreja. Eso me tomó totalmente por desprevenido. Lo agarré de su camisa y sinceramente lo hubiera besado ahí mismo, pero de repente escuché a alguien acercándose y me separé de él. Jay seguía tieso, yo al menos intenté disimular volviéndome a lavar las manos. Cuando los chicos se fueron volví a mirar a Jay y dije:
—Será mejor que volvamos con los demás.—

El resto del día fue como de costumbre, aunque me quedé reflexionando en lo que había pasado esta mañana. Me gustaría haberlo besado, pero siempre parecían interrumpirnos.

William no pareció percatarse de nada de lo que había pasado, lo que me pareció extraño.

Al día siguiente, me desperté aún más feliz que el día anterior. Aunque esta vez estaba un poco nervioso. «Hoy es el día» Pensé emocionado.
Las primeras dos horas de clase fueron realmente aburridas, excepto por las miradas de Jay, que cada vez que me giraba a verlo me daba a entender que estaba tan emocionado como yo.

Cuando llegó la hora de educación física bajé al patio bastante feliz, tanto que William me preguntó qué me pasaba.
—Estoy bien, es solo que hoy me he despertado feliz.—
—Eso dijiste ayer.— Dijo William frunciendo el entrecejo. —A ti te pasa algo.— Sospechó.
—Venga, por una vez que estoy contento.— Respondí sacando la lengua.

El profesor empezó la clase diciéndonos:
—Hoy jugaremos al “pillapilla” para calentar.—

Empezó pillando Ethan, que no era demasiado rápido. Luego el juego siguió, y cuando le tocó pillar a Jay, vino descaradamente a por mí.
—¡A ver si me alcanzas!— Grité.
Jay se puso a correr, pero después de un tiempo pareció cansarse.
—¡Vas demasiado rápido!— Dijo medio ahogándose.
Yo me reí y al final dejé que me pillara por pena.

Después de acabar el calentamiento nos pusimos a jugar a rugby hasta que sonó el timbre.

En el vestuario los demás se estaban cambiando de ropa tranquilamente.
—Oye Jungwon, te veo luego, he quedado con Jack para ir a la biblioteca. Si no te importa…— Dijo William.
«¡Estupendo!» Pensé.
—Está bien, tranquilo, yo de mientras iré a tomar una ducha.—
Will asintió y luego se fue.

Me dirigí disimuladamente hacia Jay y este me sonrió. Pero antes de que pudiéramos decir nada apareció la persona que menos quería ver.
—Oh, hola chicos. Qué casualidad.—
Jay cambió su expresión y lo miró con asco.
—¿Qué haces aquí, Steve?— Preguntó.
—¿No te alegras de verme?—
—¿No está clara la respuesta?— Dijo Jay.
—Bueno, supongo que si te cayera bien no me tirarías una pelota en la cara…— Dijo él enfadado. —¿Sabes lo que significa eso?—
—¿Has venido a vengarte?— Preguntó Jay. —Por qué solo te devolví lo que hiciste, estamos en paz.—
—¿Devolver lo que hice? ¿Es que acaso te hice algo?—
Jay se quedó callado por un momento, supuse que no tenía ganas de seguir hablando con ese estúpido.
—¿Estás enfadado porque me metí con tu amiguito?— Siguió preguntando Steve mientras desviaba su mirada hacia mí.
Se acercó y me agarró de la camisa. Jay hizo ademán de querer pegarle, pero levante la mano indicando que me podía ocupar yo solo.
—¿Por qué lo defiendes tanto? —Preguntó Steve riendo como un imbécil. —Ni que fuera tu novia… ¿O es que acaso eres maricón?—
Esta vez sí que Jay se abalanzó sobre él y le dio un puñetazo que lo dejó tirado en el suelo. Jay apoyó un pie en su pecho para que no se levantara, y luego se agachó para advertirle:
—Sabes que no te conviene meterte conmigo.—
«Mierda, ¿por qué se me hace tan atractivo?…» Pensé mientras observaba la situación.
—Esto es ridículo, sabes que puedo partirte la cara perfectamente si quiero.— Siguió diciendo Jay. —Mejor vete y deja de hacer el imbécil.—
Apartó su pie para que él pudiera levantarse y entonces Steve replicó:
—Esto no acaba aquí, Park.—

𝐈𝐭'𝐬 𝐎𝐮𝐫 𝐒𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭 ▪︎ Jᴀʏᴡᴏɴ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora