• Capítulo 10

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—Quiero que me muestres cómo usas tu juguetito.— Susurró Jay.
Agitó el dildo, por si no sabía a qué se refería.

¿Qué Jay quería qué? Me quedé absorto en mis pensamientos. De todo lo que me esperaba que dijera, eso era lo último...

—Eres un pervertido de mierda.— Dije sin dudarlo. —Te estás burlando de mí, ¿Verdad?—
—Bueno, si no me quieres creer no lo hagas. Pero ya te he dicho lo que quiero.— Respondió él tan tranquilo como siempre.

Sinceramente, no me podía creer lo que estaba pasando.

—Mira, no soy ningún personaje de esos libros tuyos, así que si te quieres excitar vete a leer y a mí déjame en paz.— Solté.
—En ese caso, todos sabrán sobre esto.—
Me enseñó el dildo de nuevo.

Tenía pocos segundos para pensar, la mente me iba tan rápido que el tiempo pareció ralentizarse. «Jay realmente es un imbécil, y pensar que ayer me dio hasta pena cuando se estaba disculpando... Sabía que no me podía fiar de un estúpido como él.»

Jay se dirigió lentamente a la puerta para meterme más presión.

«Mierda, si no hago lo que me ha pedido, todos lo sabrán... Pero tampoco puedo fiarme de él, ¿Cómo puedo asegurarme de que no se lo dirá a todos igualmente?» Joder.

Jay abrió la puerta.

El pensamiento que me hizo tomar una decisión definitiva recorrió mi mente de manera fugaz: «No, lo importante no es lo que la gente opine de mí, eso me da igual, sé que Will al menos estaría de mi lado... Probablemente. Pero lo peor sería que, si corre un rumor así sobre mí, terminarán expulsándome del instituto...»

—¡Espera!— Corrí hacia Jay y cerré la puerta antes de que saliera de la habitación.
—Oh, ¿Ya te has decidido?— Dijo él aparentemente feliz.
—Lo haré.—
—Sabía que tomarías la decisión correct- —
—Si me prometes cumplir tu palabra.— Dije interrumpiéndolo.
—¿Qué?—
—No le dirás a nadie ni una palabra sobre esto.— Respondí con impotencia.
Jay asintió serio.
—Te lo prometo, será nuestro secreto.—
Sabía que aun así no debía fiarme de él, pero no tenía más alternativa.

Al mediodía fui a comer con Will y Jack, pero me sentía mentalmente ausente. Solo podía pensar en lo que me había dicho Jay después de todo eso: "Esta noche, ven a mi habitación a las 11:30 p.m."
Yo le había respondido que no me arriesgaría a que me pillaran. «¿Si él es el que quiere verme, por qué no viene él mismo a mi habitación?» Pero claro, Jay era demasiado egoísta para eso. Al final acepté a regañadientes, no se puede discutir con ese gilipollas, siempre se sale con la suya.

—Jungwon, ¿Por qué pones esa cara?— Preguntó William devolviéndome a la realidad. —¿No te gustan los espaguetis?—
—N-no es eso...— Respondí.
—No estás enfadado conmigo por publicar tu baile en internet, ¿Verdad?— Dijo Jack preocupado.
—¡¿Así que fuiste tú?!— Dije yo sorprendido.
—Perdón, perdón, debería haberte avisado.— Se arrepintió él.
—Está bien, no pasa nada...—

Will, que se había quedado un rato callado, intervino en la conversación de la nada.
—No será por lo que me contaste esta mañana, ¿no?—
—¿Qué? Oh, no, no. Estoy bien, solo estoy aburrido. Deberíamos hacer algo esta tarde.— Traté de sonar convincente para que me creyeran.
Jack y Will se miraron y luego propusieron:
—¡Podríamos jugar a vóley!—

Hacer deporte me iría bien para dejar de pensar en lo de Jay por un rato, así que asentí.

Saliendo de coger una pelota en el gimnasio, nos encontramos a Terry en el patio.
—¡Eh, chicos!— Dijo él para llamarnos la atención. —¿Vais a jugar a vóley?— Preguntó sonriendo.
—Sí, aunque solo somos tres...— Respondió Will haciendo un puchero, dando a entender que nos faltaba una persona para poder jugar bien.
—Entonces jugaré con vosotros.— Dijo Terry finalmente quitándole la pelota de la mano.

El partido fue divertido. Al principio Jack y Terry fueron juntos, pero como William y yo nos chocamos varias veces por culpa de la mala coordinación, cambiamos de parejas. Después yo fui con Terry, y no hacíamos tan mal equipo, aunque perdimos por muy poco.
—¡Eso no es justo!, ¡La pelota ha tocado vuestro campo!— Grité indignado.
—¡Ponte gafas Jungwon, ha ido fuera!— Respondió Will feliz por haberme ganado.
—Déjalo.— Me susurró Terry.— En el fondo saben que han perdido, pero no lo quieren reconocer.—
Terry y yo nos reímos.
—¡Eh!, ¿Os estáis riendo a nuestras espaldas?— Preguntó Jack.

Fuimos a los vestidores para cambiarnos de ropa y maldije haber estado ahí justo en ese momento.
Me encontré a Jay (quitándose la camiseta, por cierto), hablando con sus amigos.
«Mierda, ¿Justo me lo tenía que encontrar a él?» Pensé enfadado.
Por lo que escuché de conversación, acababa de jugar a básquet y había sido el mejor del equipo.

Me di cuenta de que me lo había quedado mirando un buen rato mientras se secaba el sudor con una toalla y me empecé a poner nervioso. En ese mismo instante salí del vestidor y me fui de ahí.
—¡Espera Jungwon!— Oí gritar a Will. —¿Qué pasa?—
Me pasé el resto de la tarde escondiéndome de todo el mundo. No quería ver a nadie. Si estaba con mis amigos tenía que fingir que estaba bien, cuando definitivamente no lo estaba. Y mucho menos quería encontrarme a Jay, simplemente no. Pero no podía evitarlo por mucho tiempo, si esta noche no iba a su habitación a la hora acordada le diría a todos sobre mi secreto. No quería que todos me miraran como si estuviera loco o algo por el estilo, solo me faltaría eso.

Miré el reloj a las 11:24. «Joder, se me ha hecho tarde.» Murmuré para mí mismo.

Agarré mi mochila y me planté delante de la puerta de mi habitación antes de salir. Por alguna razón, el corazón me latía rápidamente. No sabía si eran los nervios, la vergüenza o el enfado.
Abrí la puerta tratando de hacer el menor ruido posible, ya que todos debían estar durmiendo. Traté de auto-convencerme de que todo iba a ir bien. Caminé lentamente por el pasillo mientras pensaba: «No pasará nada, es solo hacer lo que me pidió e irme. Supongo que no romperá su promesa, no se lo dirá a nadie y me dejará en paz.» Aunque, por otra parte, también tenía otra vocecilla metida en mi cabeza diciéndome todo lo contrario. «No, Jungwon, no te puedes fiar de un tipo que te ha amenazado así y que lleva molestándote tanto tiempo. Conseguirá lo que quiere y luego te dejará en ridículo porque ya no le importarás lo más mínimo.» Y es que pensándolo bien, ni siquiera entendía como Jay podía haberme pedido hacer eso. ¿Es que acaso no tiene dignidad?

Paré de andar en seco cuando escuché unos pasos detrás de mí. «No, no, no... ¡No puede ser!». Me escondí detrás de una esquina, pegado a la pared, pero aun así sabía que estaba jodido. «Que no vengan hacia aquí, por favor.» Repetía mentalmente en bucle.

—Me he dejado la chaqueta en la habitación.— Dijo una voz susurrando.
—¡¿Eres idiota?!— Respondió otro.
—Ahora vuelvo. —
—¡Espera, no me dejes solo! —

«Menos mal que no eran profesores de guardia... De hecho, creo que eran Benjamín y Ethan» Pensé un poco más aliviado. «Bueno, al parecer ya se han ido.»

Seguí avanzando a hurtadillas hasta la habitación de Jay. Me quedé en frente de la puerta unos segundos pensando en si lo que estaba a punto de hacer era lo correcto, y decidí no darle más vueltas.
«Ya estoy aquí, al fin y al cabo, acabemos con esto.»

Entré sin tocar la puerta para no hacer ruido.

𝐈𝐭'𝐬 𝐎𝐮𝐫 𝐒𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭 ▪︎ Jᴀʏᴡᴏɴ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora