• Capítulo 4

512 65 20
                                    

Sabía que lo más prudente era volver a mi habitación, pero me quedé esperando un rato a que esa luz se apagase. Me daba rabia haber ido hasta allí para nada, y Jay no podía tardar mucho en irse a dormir... O quizás sí.

Me acerqué un poco más, hasta que me quedé a unos centímetros de la ventana. Tenía miedo de que Jay descubriera que estaba allí. Solo me faltaba eso, que pensase que le espío o algo por el estilo. Pero al ver que habían pasado unos minutos y la luz seguía encendida, decidí arriesgarme a ver que estaba haciendo. Tal vez solo se hubiera dejado la luz encendida o... ¿Te imaginas? ¿El chico popular temiéndole a la oscuridad? JAJAJA.

No, lo que estaba a punto de ver era mucho más raro que eso.

Me asomé rápidamente a la ventana y volví a esconderme estupefacto. Por suerte Jay se encontraba mirando hacia el lado opuesto de la ventana, pero aun así no di crédito a lo que vi.

«No, debo haberme imaginado cosas, no es posible».

Pero, aunque digan que la curiosidad mató al gato, esta pudo conmigo. Volví a mirar y vi a Jay masturbándose...
Por una parte, no me parecía tan raro, al fin y al cabo era algo natural, pero estaba tocándose... ¿Mientras leía un libro?
«Vaya, a lo mejor le pone el teorema de Pitágoras.» Pensé riéndome, pero luego me dio más curiosidad por saber lo que estaba leyendo.
«Jungwon, ¿Qué estás haciendo?» Me reprendí a mí mismo. Ya era suficientemente raro lo que acababa de ver, como para seguir curioseando. Pero aun así no pude resistir el impulso y volví a mirar, esta vez fijándome mejor en el libro.
Definitivamente, era una especie de cómic gay erótico. Me apoyé contra la pared y me senté en el suelo. ¿Por qué las cosas raras me tenían que pasar siempre a mí?

Me quedé un rato mirando la luna y descartando pensamientos fugaces que invadían mi mente, olvidándome por completo de por qué estaba allí.
«¿Será que a Jay le gustan los hombres?», «No, puede que solo le gusten ese tipo de libros y ya.» Intenté pensar en otra cosa, pero me volvió a venir a la cabeza: «¿Y si William tenía razón? ¿Y si Jay es una persona totalmente diferente a lo que parece? Todos tenemos secretos, supongo...» Seguí procesando. «Si yo fuera Jay no me atrevería a decir que me gustan los hombres, seguramente sus amigos lo dejarían de lado, entonces no sería tan raro que lo ocultase...». Me di un golpe en la frente. «Deja de pensar en eso. Jay sigue siendo el mismo estúpido de siempre. ¿Que más da lo que lea o haga?...»

Me iba a incorporar para marcharme lo antes posible de ahí, pero me pareció escuchar algo.

—Ah-... Won.—

Venía de la habitación de Jay, pero ¿Qué acababa de decir?
«¿Acaso dijo mi nomb-? No, no, no. Creo que estoy empezando a delirar por el sueño. Sí, el sueño, mejor me voy a dormir.»

La buena noticia es que llegué a mi habitación sin que nadie me descubriera, ¡Yupi! Pero después de haber visto eso... Lo último que pude hacer fue dormir.

Al día siguiente, me encontraba andando por el pasillo, dirigiéndome a clase cuando William apareció de la nada atrás mío y por poco me caigo del susto.
—Je, je, perdón, no pretendía asustarte...— Se disculpó. —Oye, ¿Estás bien? Tienes ojeras, ¿No dormiste bien?—
—¿Dormir? ¿Qué es eso?— Respondí bromeando.
—Ay, ya sabes que tienes que descansar bien. Si no, no podrás prestar atención en clase.—
—Lo sé, lo sé...—
—Por cierto, ¿Has hecho los deberes de biología?— Dijo de repente.
—¿Había deberes?— Pregunté preocupado. Pero al ver que se empezaba a reír me di cuenta de que me estaba tomando el pelo.
—¡Oye!—

Cuando llegamos a clase, nos sentamos en nuestros pupitres, como siempre. «Dar clases de matemáticas a primera hora debería ser un crímen.» Pensé.

—¡Buenos días, alumnos! Hoy trabajaremos en el proyecto de estadística que os mencioné la semana pasada.—

Miré a William y susurré:
—¿Aún no se han hecho los grupos, verdad?—
—No, y el profe dijo que los haría él.— Respondió él susurrando.
—Mierda.—

El profesor paró de hablar y me di cuenta de que todos me estaban mirando.

—Señorito Yang, ¿Tiene algo que compartir con sus compañeros?—
—No profesor, perdón.— Dije mirando mi mesa para evitar las miradas de todos los demás.
—Está bien, no vuelva a interrumpir la clase.—
Asentí con la cabeza.

El profesor siguió explicando que a continuación diría los grupos del proyecto, y que se iban a hacer en parejas. «No sé por qué tengo un mal presentimiento...» Pensé. Y así fue, cuando la lista ya estaba casi acabando escuché:

—Kim William con Park Benjamín.—

El cerebro me iba a mil por hora, negué con la cabeza. «No, no, no, solo quedo yo y-»

—Park Jay con Yang Jungwon.—

¿Podría ir peor? No, definitivamente no. Aunque, por otra parte, William tampoco es que hubiera tenido demasiada suerte. Pero incluso él parecía llevarse medio bien con Benjamín...

—Os podéis cambiar de sitio e ir con vuestro compañero de trabajo.— Anunció el profesor.
Y en menos de cinco segundos ya tenía al idiota detrás de mí.

—¿Te haces a un lado para que pueda sentarme?— Dijo bordemente.
—Mejor quédate ahí.— Respondí sin moverme.
Jay se agachó a la altura de mi oreja y susurró:
—Mira, o te mueves por las buenas, o te mueves por las malas.—

Normalmente, no le habría hecho caso, pero estábamos en medio de clase, no quería llamar más la atención y aparte, si iba a ser mi compañero del proyecto, sería mejor que me llevara bien con él, al menos hasta que acabáramos el trabajo.

Vi de reojo como se sentó a mi lado y se me quedó mirando con cara de confundido.
—¿Qué pasa ahora?— Pregunté ojeando el libro de matemáticas.
—¿No te alegras de tenerme en tu equipo?— Dijo sarcásticamente.
Suspiré y luego lo miré a la cara, pero fue peor, porque al verlo a los ojos solo podía recordar lo que había visto la noche anterior.
—Será mejor que empecemos a pensar en el trabajo.— Dije rápidamente.
—¿Estás nervioso? — Volvió a preguntar. —Pareces nervioso.—
—Cállate, Jay.—
—Si es por lo de estos días... Tranquilo, no te molestaré más, de momento.—
Lo miré desafiante.
—¿Jungwon?— Preguntó de nuevo Jay.
—¡¿Qué pasa ahora?!— Respondí estresado.
—Estás sosteniendo el libro al revés.— Observó él aguantando la risa.
—Oh...—
Jay se rio y me quitó el libro de las manos.
—Tranquilo, las matemáticas son una de las pocas cosas que se me dan bien.— Dijo sonriendo con orgullo. —A ver, el tema tres... Aquí está.—

𝐈𝐭'𝐬 𝐎𝐮𝐫 𝐒𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭 ▪︎ Jᴀʏᴡᴏɴ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora