• Capítulo 3

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Empecé el día con mal pie.

Estaba dirigiéndome hacia el comedor para desayunar algo antes de ir a clases y me encontré de caras con Benjamín. Por un momento hasta pensé en saludarlo, pero me ignoró y pasó a mi lado chocando conmigo.

—Maleducado.— Murmuré para mí mismo.

Seguí andando y cuando llegué vi a lo lejos que William estaba sentado en una mesa llena de gente. Al parecer era popular, pero no me sorprendía, él parecía mejor persona que Jay y sus amiguitos. No me acerqué a William, pero lo saludé desde lejos y me senté en una mesa en la que no había nadie. Odiaba comer solo, pero no había más opciones, peor sería sentarme con algún idiota. ¡Ja! Ni aunque me pagaran.

Estaba tan inmerso en mis pensamientos que no me di cuenta de que William se dirigía hacia mí.
—¡Buenos días!— Dijo tan sonriente como siempre.
A veces me apetecía tener su positividad.
—Hola, ¿Qué haces aquí?— Pregunté sorprendido. —O sea, me alegro de que hayas venido.—
—Es que te he visto solo y... Bueno, ¿Cómo te encuentras?—
—Bien, bien. Me sigue doliendo un poco, pero no hay nada que el sueño no repare.—
—Oh, que bien. Bueno, te quería preguntar si necesitas los apuntes de física.—
—¡Sí, por favor! ¡Me has salvado la vida!—
—No es nada.— Dijo riendo.
—Ayer me iba a poner a estudiar, pero Jay me interrumpió...— Dije sabiendo que no iba a estudiar de todas formas.
—Cierto, ayer Jay me preguntó por ti, parecía preocupado.— Dijo William aparentemente sorprendido.
—¿Ah, sí? Pues cuando vino a mi habitación no parecía precisamente preocupado.—
—Bueno, él fue el que me dio las medicinas para ti.—
—¿No las habías ido a buscar tú?— Pregunté perplejo.
—Sí, pero me crucé con Jay por el pasillo, iba a llevarlas él mismo, pero me ofrecí.— Dijo William. —Por cierto, cuéntame, ¿Qué pasó ayer en tu habitación?—
Le dije todo lo que había pasado la noche anterior y se me quedó mirando más sorprendido aún.
—No me digas... Creo que estás en problemas.—
—¿Por qué? Él empezó todo, además, no me da miedo ese tipo.— Respondí frunciendo el ceño.
—Yo sé que a veces puede ser un tanto...— Titubeó. —Bueno, en el fondo no es tan malo como parece.—
—William, ¿Puedo preguntarte algo?— Dije intrigado.
—Sí, dime.—
—¿Por qué lo defiendes tanto?—
—¡No lo defiendo! Es solo que lo conozco desde hace un tiempo, y sé cómo actúa. A veces no hace las cosas con mala intención, pero es verdad que tampoco piensa demasiado en lo que dice o hace.—
—No, si ya me he dado cuenta.— Dije poniendo los ojos en blanco. —Pero me da rabia que se crea mejor que los demás.—
—Bueno, no sé si lo sabes, pero él es mayor que nosotros, al igual que Ethan y Benjamín. Los tres repitieron curso.—
—¿Qué?, ¿en serio?—
—Sí, de hecho, estuvieron a punto de expulsarlos.— Respondió William.
—¿Qué hicieron qué fue tan grave?—
—No se sabe... Pero lo que quería decir es que a veces se creen mejores por ser mayores.—
—Debería darles vergüenza, repetir de curso y encima ir por ahí presumiendo...—
—Ya, pero creo que de todos modos, lo mejor es que trates de llevarte bien con ellos y hacer las paces con Jay.—
—¡Ni de broma! O sea, si él viene a disculparse sí, pero yo no pienso ir detrás de ese- —
—¿"Ese" qué?— Dijo Ethan.
Me giré lentamente, como cuando el protagonista de una película de terror se da cuenta de que detrás de él hay un ente fantasmagórico no demasiado amigable, y vi a Ethan. A su lado estaba Jay y detrás de ellos dos se encontraba Benjamín.
—¿De qué estabais hablando?— Preguntó Jay levantando una ceja.
—¿Y eso qué más te da?— Respondí rápidamente.
—Uy, ¿has escuchado eso? Creo que quiere pelea.— Dijo Benjamín metiendo leña al fuego.
—Sí, parece que hay que darle una lección al nuevo.— Añadió Ethan.
—No sabe quiénes somos.— Volvió a intervenir Benjamín.
Me levanté harto de la situación y miré fijamente a Jay. William me agarró de la mano, probablemente para que no hiciera una barbaridad.
—Escúchame bien. Te estás metiendo con la persona equivocada. Y me parece muy cobarde y muy cliché que vengas con tus amiguitos a intentar asustarme o algo.—
Todo el comedor se quedó en silencio, como esperando a ver qué pasaba. Ni siquiera Ethan o Benjamín comentaron nada. Jay tampoco se movió, por lo que seguí hablando.
—Y ya puedes bajar esos humos y dejar de creerte el rey del instituto, que te debería dar vergüenza, presumir de ser "mejor" y más después de repetir curso.—

Sabía perfectamente que me había metido en la boca del lobo, pero había hecho cosas peores, tres gilipollas no eran nada para mí.

Jay se enfadó bastante y se abalanzó sobre mí con los puños cerrados. Si William y Ethan no lo hubieran agarrado, lo más probable es que hubiera acabado de nuevo en la enfermería. No tenía ni idea de por qué su propio amigo lo había detenido, tal vez se dio cuenta de que lo que estaban haciendo era estúpido. O quería evitar que su amigo se ganara más problemas.

Después de eso, el día no fue a mejor. En la primera clase, Jay me había puesto la zancadilla y casi me como el suelo. Luego, se pasaron dos horas tirándome desde bolitas de papel a aviones, lo sé, algo muy infantil. Y ya, para colmo, en la hora de educación física me dieron con el balón en la cabeza. Por suerte (o por desgracia) no me desmayé esta vez.

Parecía que no me iban a dejar ir fácilmente, así que empecé a pensar un plan de contraataque. Nadie se mete con Yang Jungwon.

Esperé varios días, para ver si se cansaban, pero al ver que sus bromitas no cesaban decidí hacer algo. William pareció leerme la mente, y seguidas veces me repetía que no hiciera nada, que luego me iba a arrepentir, y que era mejor hablar con los profesores, etc. No le hice caso, yo sabía que los profesores no solucionarían nada, en todo caso lo empeorarían.

Llegó la noche y agarré mi mochila. Sabía que estaba estrictamente prohibido salir de la habitación por la noche para algo que no fuera ir al baño, por eso mismo tenía que ser sigiloso como un gato, aunque era consciente de que yo no tenía siete vidas. Pasé por delante de la cafetería, que tenía la luz encendida. Luego me dirigí a la salida de emergencia, y salí al patio. Sabía que hubiera sido mucho más fácil saltar por la ventana, ya que los dormitorios estaban en la planta baja, si no hubiera sido porque solo me cabía la cabeza. Parecía estar pensado para que nadie se escapara por ahí.
Entonces seguí andando por el césped, muy lentamente. En partes para no hacer ruido, pero también por la escasez de luz. Temía darme de caras contra un árbol o algo parecido. Y aunque llevara una linterna, no podría encenderla porque me descubrirían fácilmente.

Conté cuatro habitaciones desde mi ventana y supe que ese era el dormitorio de Jay. Lo tenía todo planeado, excepto una cosa. Para que mi plan funcionara, Jay debía estar dormido, pero por su ventana asomaba una tenue luz.

Desde ahí supe que mi plan se había ido al garete.

𝐈𝐭'𝐬 𝐎𝐮𝐫 𝐒𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭 ▪︎ Jᴀʏᴡᴏɴ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora