• Capítulo 33

266 36 3
                                    

Cuando el tren paró, Jay y yo nos apresuramos en salir y buscar a los demás.
Nos dejó en la estación de un pueblecito lleno de tiendas, desde antiguas hasta algunas sorprendentemente modernas. Los chicos quedaron en dispersarse y dar una vuelta por el pueblo para luego encontrarnos en la estación de autobuses.
—Sí, tenemos que llegar hasta arriba de esa montaña.— Me dijo Will señalando la verde cima que se veía a lo lejos. —Pero el tren no llega hasta ahí arriba, por eso tenemos que tomar el bus.—
—Ohh, ya entiendo.—
—Lo bueno es que mientras esperamos a que venga nuestro bus podemos dar una vuelta.— Comentó felizmente.
—Me vas a obligar a entrar contigo a cada tienda, ¿Verdad?—

Conté que visitamos unas cuatro zapaterías, dos panaderías, ocho, sí, OCHO perfumerías… Y la lista sigue.
William insistió en que debíamos comprar algún perfume, pero como yo casi no uso, le compré uno a Jay.
—Eso es muy romántico de tu parte.— Dijo Will sonriendo.
—¡Cállate, simplemente sé que le gustan, así que…!— Intenté defenderme, pero no tenía como.
—¡Oh, mira, una panadería!— Dijo él distrayéndose.
Lo seguí y llegamos hasta el local de donde provenía el delicioso olor del pan.
—¿Te parece bien si nos quedamos aquí a desayunar?— Preguntó William.

Tampoco me quedaba otro remedio que aceptar, ya que debía recargar energías después de recorrer tantas tiendas.

Cuando terminamos de comer fuimos hacia la parada del bus y vimos que ya habían llegado todos.

—¿Dónde os habíais metido?— Preguntó Ricky.
—Will tenía hambre…— Dije echándole toda la culpa.
—¡Oye, tú te has comido tres croissants!— Replicó él e instantáneamente le tapé la boca. —¡Mmh!— Se quejó.

Me fijé en que Jay llevaba algunas bolsas de diferentes tiendas y pude identificar algunas marcas famosas (y bastante caras).

—Bueno, deberíamos ir subiendo al bus para que no se nos haga tarde.— Dijo Ethan de la nada.
—Es el número siete, ¿No?— Añadió Jack.

Todos los seguimos y nos fuimos a nuestros asientos.

Después de un, supuestamente, “corto” trayecto (que duró una media hora), llegamos a la cima de la montaña.
Cuando vi la casa de vacaciones en la que nos alojaríamos me quedé bastante sorprendido. Es verdad que Will durante el trayecto me había hablado del número de habitaciones, las comodidades y lujos de la casa, pero realmente superó mis expectativas.

Como era prácticamente mediodía, Jay se puso a preparar una barbacoa mientras los demás descargábamos las maletas y admirábamos el edificio.

—Vale, ¿Cómo repartimos las habitaciones?— Preguntó Terry.
—Nosotros cuatro podemos ir en la más grande. — Dijo Jack señalando a Terry, Ethan y Benjamín.
—Por mi perfecto. — Dijo Benjamín corriendo hacia la habitación para pillar el mejor sitio, junto a Ethan, que lo siguió.
Terry y Jack se dieron cuenta y también se dirigieron a la habitación probablemente para discutir y competir por la mejor cama.
Solo quedábamos Will, Ricky, Jay y yo. Me costaba bastante reconocer que quería ir con Jay, pero no me hizo falta decirlo, Ricky se adelantó.
—Jungwon, creo que deberías ir con Jay.—
—Sí, mm… Ricky y yo queríamos ver películas de terror juntos.— Añadió Will rápidamente.
—¿Pero a ti no te daban miedo?— Pregunté extrañado.
—Un poco, pero son entretenidas.— Dijo él encogiéndose de hombros.
Era obvio que era una excusa para ir en la misma habitación que él.
—Además, Jay nunca quiere mirar pelis de miedo conmigo, es un cagado.— Añadió Ricky burlándose (como siempre) de Jay.
—Está bien, está bien. Dame sus maletas, las llevaré a la habitación.—
Y dicho eso entré en una de las estancias de la casa. Era bastante amplia, pero solo tenía una cama.
—No me digas… Aish.—
Coloqué las cosas y me senté en la cama.
«Y ya hemos dormido juntos antes.» Pensé. «Pero a escondidas, claro.»
—Al menos la cama es de matrimonio.— Dije convenciéndome de que no sería raro dormir con él ahí.
—Así parece que estamos casados, ¿No crees?— Respondió Jay, de la nada, desde la puerta.
Creo que me puse rojo como un tomate, bueno, no lo creo, estoy bastante seguro de ello.
Jay, al ver que me puse nervioso, me preguntó:
—¿No te incomoda, no? Si es por los demás puedo dormir en el suelo o en el sof- —
—Tranquilo, está bien.— Respondí rápidamente, y él sonrió.

No pensaba dejar que Jay durmiera mal por mi culpa, aunque es verdad que me daba un poco de miedo que los chicos se enterasen de que dormiríamos en la misma cama. Seguro que caería algún comentario “gracioso”.

—La comida se va a enfriar.— Dijo Jay cambiando de tema. —Avisaré a los chicos.—
—Oh, vale, yo iré a poner la mesa.—

Todos estaban muy contentos y emocionados. Después de comer la deliciosa barbacoa que preparó Jay, Ricky insistió en ir a pescar.

—¡Venga chicos, será divertido!—
—Iré contigo, estos días he estado viendo programas sobre pesca, te puedo ayudar.— Respondió Jack.
—Aparta, aquí el profesional soy yo.— Añadió, como no, Benjamín.
—¿Antes no has dicho que nunca habías ido de pesca?— Preguntó Jack confundido.
Benjamín miró hacia otro lado haciéndose el despistado.
—Bueno, ¿Pero a que esperamos?— Dijo Ricky impaciente.

Entonces los tres se fueron a cambiar de ropa. Salieron de la casa con unas botas verdes que les llegaban hasta las rodillas, cañas de pescar y gorros de esparto.
Se veían demasiado graciosos, Will no podía parar de reír mientras les hacía fotos a lo lejos.

𝐈𝐭'𝐬 𝐎𝐮𝐫 𝐒𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭 ▪︎ Jᴀʏᴡᴏɴ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora