• Capítulo 25

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—¿Entonces dices que Jack ha cambiado de opinión?— Pregunté a Will mientras nos dirigíamos a la habitación de nuestro amigo.
Habíamos quedado ayer para encontrarnos con todos ahí, y jugar como la otra vez. Aunque al parecer, Jack había avisado a William de que habría un cambio de planes.
—Me ha dicho que Benjamín quería hacer algo un poco distinto.—
—Ya, ¿Pero a que se refiere?—
—Bueno, decían de ir al centro comercial, donde está la bolera, y alquilar una habitación para fiestas o algo así.— Respondió Will.
—¿Eso se puede hacer?—
—Pues claro.—
—Oye, ahora que me acuerdo, hoy es domingo… No se les ocurrirá salir hoy, ¿no?— Paré de andar, ya que estaba un poco desanimado.
—No nos van a pillar, tranquilo.—
—¿No se van a dar cuenta de que han desaparecido siete adolescentes?— Argumenté.
—¡Vamos Jungwon, confía en mí!—
Y como siempre hacía, Will acabó convenciéndome.
—Que sepas que me sigue pareciendo una pésima idea.— Recalqué.

Nos reunimos con los demás y salimos del instituto a hurtadillas. Realmente me sorprendió que no nos pillaran. «En este instituto siempre alardean de la seguridad que hay, pero cualquiera puede escaparse. Aunque tampoco voy a quejarme, mejor para nosotros.» Nos subimos a las motos, y yo fui con Jay, como siempre.

Esta mañana había quedado con él para acabar el trabajo de mates, así que tenía un problema menos del que preocuparme. «Voy a permitirme disfrutar esta noche, me lo merezco.» Esa era la única razón por la que había aceptado venir, necesitaba distraerme un poco después de estudiar tanto o si no me explotaría la cabeza.

Cuando llegamos, Benjamín y Jay fueron a buscar una sala vacía mientras Ethan y Ricky echaban una partida a algún videojuego en una de las máquinas de la entrada.
—Oh, ya vienen.— Comentó Jack viendo como Benjamín y Jay se acercaban con unas llaves en la mano.
—¡Vamos, chicos!— Exclamó Benjamín emocionado.
Jack se fue a avisar a los demás y Will y yo seguimos a los Park.

La habitación no era como yo esperaba. Sinceramente, me había imaginado la típica sala de cumpleaños para niños de entre tres y ocho años, pero parecía más bien una sala V.I.P. en una discoteca. Tenía sofá, televisión con karaoke incluido, una bola de discoteca, luces de colores, un billar, un minibar, etc. Si lo describiera todo no acabaría ni mañana. —¡Wow!— Exclamé. William tenía la boca abierta.
Los demás parecieron sorprenderse también.

Al final nos acabamos sentando en el sofá, que era bastante cómodo, formando un círculo.
—Podríamos jugar a la botella, pero no he traído ninguna vacía…— Se lamentó Jack.
—No hay ningún problema, ahí hay botellas de sobra.— Respondió Ethan señalando el minibar.
—Pero no están vacías.— Respondió Will como si fuera obvio.
—Exacto.— Benjamín se levantó y agarró una.
—Nos la tendremos que acabar.—
Maravillosa idea, de Benjamín tenía que ser. ¿Qué acabó pasando? Pues los seis se habían bebido la botella entre todos, yo me había negado rotundamente a probar una gota.

Jay puso la botella vacía encima de la mesita que había en el centro.
—Yo empiezo.— Hasta yo me sorprendí por decir eso.
Giré la botella y apuntó a Ethan.
—Reto o ver- —
—¡Verdad!— Exclamó él sorprendentemente emocionado.
«Definitivamente está borracho.» Pensé. Luego me quedé reflexionando sobre la pregunta que debería hacerle. «Bueno, definitivamente quiero saber algo… Pero no sé si debería preguntarlo.»
Al final, la curiosidad me superó.
—Mm, ¿Qué pasó para que repitierais curso? Ya sabes, tú, Benjamín y Jay…—
—Un día a última hora…— Empezó a contar él sin reprochar nada. —… Estábamos en clase de química, en el laboratorio. Y bueno, aunque Jay parezca medio tonto a veces- —
—¡Oye!— Se quejó él.
—¡Déjame terminar!— Dijo Ethan. —Pues en realidad es muy listo, demasiado. Sabe un montón sobre compuestos químicos, las propiedades de los elementos y cosas así…—
Escuché atentamente, al igual que todos. Los demás parecían saber la historia, pero igualmente no interrumpieron.
—Jay sacaba las mejores notas en la clase de química. Y bueno, Benjamín le propuso hacer algo un tanto…—
«Como no.» Pensé.
—¡Tú también me ayudaste con el plan!— Dijo Benjamín.
—Cierto… La cuestión es que los tres acabamos en el despacho del director.—
—¿Qué hicisteis exactamente?— Quise saber, aunque ya intuía por donde iba la cosa.
—Tendrías que haber visto cómo explotó el laboratorio.— Dijo Benjamín haciendo un gesto con las manos mientras sonreía orgulloso.
«¿Fueron capaces de hacer explotar el aula? Vaya, no me esperaba algo así…»
—Que quede claro que me arrepiento— Dijo Jay. —Todavía tengo pesadillas con el sodio y el agua…—
Ricky, que había estado un tiempo callado, soltó una risita y murmuró un “ojalá haber estado ahí”.
—Bueno, sigamos jugando.— Dijo Benjamín cambiando de tema. Ethan asintió y giró la botella, esta apuntó a Jay.
—¿Reto o verdad?—
—Reto.—
«Vaya, parece que ha escogido “reto” para evitar contar más cosas sobre su pasado… Ahora me sabe mal.»

—Al siguiente que apunte la botella se tendrá que sentar encima de ti por el resto de la partida.— Dijo Ethan.
—¿Qué tipo de reto es ese?— Preguntó Jay llevándose una mano a la cabeza.
Todos nos quedamos expectantes mirando la botella.
Me apuntó a mí.
—U-un momento…— Dije dándome cuenta.
«Parece que lo hacen adrede…» Pensé.
Busqué la mirada de Will y este me sonrió burlonamente. «¿Tengo que sentarme encima suyo?» Miré a Jay, pero este ya no parecía tan descontento. «Idiota.» Me levanté y me paré delante de él.
—¿A qué esperas?— Preguntó Jay.
Dio unas palmaditas en su regazo indicándome que me sentará. Nadie comentó nada, solo se nos quedaron mirando. Yo hice caso a las indicaciones de Jay, y me senté dándole la espalda. Inmediatamente, él me abrazó por la cintura. Giré la cabeza para mirarlo y levanté las cejas a modo de aviso. «Si actúa así, los demás se darán cuenta de que pasa algo…» Pero a Jay parecía darle igual, incluso noté que me abrazó con más fuerza.

La partida siguió y poco a poco me fui dando cuenta de algo. «Se me hace raro estar sentado encima de Jay, y más con todos mirando…» Pensé.
«Espera.» De repente, noté algo extraño debajo de mí. «¿Se está poniendo duro?» Una oleada de calor recorrió todo mi cuerpo, y agradecí que la habitación estuviese medio a oscuras.
Empecé a mover disimuladamente mis caderas para molestar un poco a Jay. Sé que lo que hice estaba mal, pero no me arrepentí de nada.
—J-Jungwon, para.— Susurró él a mi oído.
Pero hice todo lo contrario, me gustaba verlo sufrir un poco. Jay me agarró de las caderas a modo de respuesta. Ya me daba igual si nos pillaban, no podía controlarme.
—Ah~ — Se quejó él.
Los demás se quedaron callados y yo le di un codazo a Jay para que disimulara.
—S-se me está entumeciendo la pierna, d-duele.— Mintió él.
—¿Qué pierna?— Susurré bromeando.
—¡Es que no me circula la sangre!— Siguió diciendo él.
—Bueno, creo que ya habéis cumplido el reto, Jungwon puedes levantarte.— Dijo Ethan.
—Ni se te ocurra dejarme así.— Me susurró Jay.
No le hice caso y me levanté. Sabía perfectamente que tenía un problemita ahí abajo, no fui tan malo y le pasé un cojín para que se tapara. Así podría tratar de disimularlo. Él me miró desafiante y yo le guiñé un ojo para seguir molestándolo.

Después de jugar un rato más, los demás decidieron hacer algo diferente, Benjamín y William se pusieron a jugar al billar, Ricky y Jack competían para ver quién se podía meter más gominolas en la boca, y Ethan encendió el equipo de karaoke.
—Tengo que ir al baño, ahora vuelvo.— Dije.
—Espérame, yo también voy.— Respondió Jay inmediatamente.
Me había pasado todo el rato molestándolo, probablemente ahora me iba a arrepentir.

Cuando salimos de la habitación no pude disimular más mis nervios y me puse a correr.
—¡Ven aquí, Yang Jungwon!— Exclamó Jay mientras corría detrás de mí.
—¡Atrápame!— Me reí.
Para mi sorpresa, acabó atrapándome.
Resumiendo brevemente los siguientes acontecimientos: entramos al baño y me empezó a besar desesperadamente.
Lo aparté un momento para recobrar el aliento.
—¿Te parece bien provocarme así delante de todos?— Me regañó.
—No voy a decir que no era mi intención, porque si lo era…— Dije a pocos centímetros de sus labios.— No pienso disculparme.—
—¿Ah, sí?— Preguntó él. —Pues yo tampoco.—
Comenzó a masajear mi entrepierna por encima del pantalón mientras besaba mi cuello.
—Ahora los dos tenemos un problemita.— Susurró él sonriendo de lado.
—Jay… No podemos tardar en volver, si no se van a dar cuenta. Además, puede entrar cualquiera.—
A él le dio igual, me besó y me cargó en brazos mientras se dirigía a uno de los baños y cerraba la puerta.



𝐈𝐭'𝐬 𝐎𝐮𝐫 𝐒𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭 ▪︎ Jᴀʏᴡᴏɴ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora