Capítulo 14.

11 2 0
                                    

–¿Cobarde?–ya me hizo enojar, y bastante.

Me volteo y la empujo contra la pared, ganando un poco de distancia, cosa que pareció disgustarle bastante por la expresión de su rostro y ojos.

–¿Cobarde por qué?

–Porque te niegas a hacer lo que realmente quieres por miedo.

–Eso no es cierto.–dije acortando la poca distancia que nos separaba, solo por impulso, por lo que ahora me arrepiento.

¿Por qué rayos tengo que ser tan impulsiva?

–¿Ah no?–Aquí está de nuevo la maldita vez ronca.–¿Que quieres en este momento? Solo dilo.–y aqui estan de nuevo los síntomas pre-infartales.

–Yo...quiero...–¡Besarte! Bésala.–quiero salir de la piscina.–me siento como una maldita mentirosa.

–¿Si?–me tomo por los muslos y me hizo sentarme a horcajadas sobre sus piernas, podría jurar que nuestras intimidades se están rozando. Debe ser el agua.

No es el agua.

¡Es el agua!

–Repito otra vez, ¿que...es...lo...que...
quieres...hacer...justo...ahora?

–Yo...¿me podrías decir a qué demonios estas jugando?–me sostengo de sus hombros, no es por nada, es que me da un poco de miedo el agua.

–¿A qué viene el cambio de tema? ¿Te da miedo responder? Y...–no por favor, no mires mis labios.–No estoy jugando.–¡Maldición! Observa mis labios como un depredador a punto de atacar. Mi corazón va a salirse de mi pecho, incluso es posible que ella escuche sus latidos.

–No me da miedo responder nada.

–¿Entonces?–me quejaba de que mirara mis labios, pero ahora lo preferiría. Dirigió su vista directo a mis ojos. Los cuales se ven mucho más oscuros, se ven un color verde botella. Siento que voy a desfallecer, mi corazón no deja de latir, y siendo sincera, no solo mi corazón.

–Es que...tu...dijiste...

–¿Qué?–me interrumpió.–Qué solo somos amigas y qué no quería que confundieras las cosas. Si, se lo que dije. Estaba un poco pasada de copas y no era mi mejor día.

–¿Qué fue lo que pasó?–intento cambiar de tema.

–Mi madre...bueno, yo no vine solo por la escuela. Tenía ciertas metas personales que intento cumplir. Mi madre no está del todo de acuerdo porque tiene miedo de que salga lastimada.

–¿Cuál es esa meta que te puede lastimar?

–Ya te lo contaré. Te doy mi palabra. Ahora...–dijo apagándo mi cuerpo todavía más al suyo. ¿No puede sujetarme por otro lado que no sea mi cintura?–Responde mi pregunta.

–¿C-cual?–esto de tartamudear se hace todavía más frecuente.

Por cierto, acabo de ver a Víctor entrar a una de las habitaciones con Sebas.

¡Ah! Ojalá se arreglen.

Por primera vez concuerdo contigo.

–¿Qué quieres hacer justo ahora?–y vuelve a mirar mis labios. ¿Qué rayos le pasa?

–Bueno...

–Se honesta.–Me interrumpió, esta vez su voz sonó mucho más ruda y severa.

–Yo quiero Besarte.

Por fin, diez años más tarde. Pero igual se agradece que por fin hablaras.

–¿Y porque no lo haces?

Esto no es amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora