PRÓLOGO

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Eras una joven de tan solo 21 años que ya conocía que tan injusto podía ser el mundo, y no de una buena forma...

Tu padre tuvo un accidente hacía unos meses y tu madre, presa del pánico, gastó todo el dinero que tenían ahorrado para contratar al mejor médico privado de la zona. Aquellos ahorros eran también los que utilizarían para tu universidad de arte... o eso hasta ese día.

Llevabas queriendo ir allí desde que eras una simple niña, por eso tu padre siempre tuvo claro que cumplirías ese sueño y tu madre lo apoyó, tanto a él, como a ti.

Pero tampoco podías culparla, tu padre era el amor de su vida, el hombre que la entendía y le decía la verdad, ya fuera buena o mala, era el que la consolaba, la hacía reír, la acompañaba... Ella simplemente no podía dejarlo ir así de fácil.

Aunque todo eso era verdad, en ese momento no pudiste pararte a pensar en el porqué, fuiste egoísta y se lo reprochaste. Hubo gritos, tanto de tu parte como de la suya, ella trataba de hacerte entender que, si no hubiera hecho eso, probablemente tu padre estaría muerto ahora, pero no quisiste escuchar. Te empeñaste en que tú tenías la razón y con eso te fuiste de casa, dejando totalmente dolida y sola a tu madre.

Aquello le dolió, pero no iba a estar detrás tuya durante toda la vida. Había cosas que tenías que entender por tu cuenta y otras que aprender tú sola. Por lo que te dejó ir, con una maleta con algo de ropa y tu teléfono a medio cargar, sin dinero, sin tener a donde ir, sin familia a la que recurrir, pues vivían demasiado lejos como para ir a pie, solo tú y tu consciencia.

Pensaste en todas las posibilidades y a tu mente solo llegó tu mejor amiga, Jirou... Ella siempre te apoyó sin importar las circunstancias, ambas os tenías ese amor incondicional desde que entrasteis al instituto. La llamaste y le preguntaste si seguía viviendo sola, pues llegó a independizarse a temprana edad, y ella sin ningún problema te ofreció su casa como si fuese tuya.

Al llegar, no pudiste aguantarlo más y rompiste en llanto, y como tú tantas veces habías hecho, te dejó llorar en su hombro sin dar ninguna queja. Te escuchó y te dio su punto de vista, eso te hizo darte cuenta de que tú eras la que no llevaba razón, aunque no lo ibas a admitir así porque sí. Tampoco pensaste en volver a casa, tu orgullo debía permanecer intacto.

No te quedaban muchas opciones y si en verdad querías ir a la universidad, debías traer dinero a casa, tanto para recompensar la hospitalidad y amabilidad de Jirou, como para tener tu propio piso y pagar la matricula. Para ello necesitabas un trabajo, y no uno cualquiera, necesitabas dinero y no poco.

Pasaste días tratando de encontrar un puesto que te diera dinero suficiente y ahorrar un poco para poder dejar a Jirou tranquila en su hogar, pero obvio eso no se consigue fácil. Además, no tenías ninguna experiencia en trabajo y aquello solo complicaba las cosas.

Hasta que Jirou llegó para rescatarte... otra vez.

Te ofreció trabajar con ella, te explicó que llevaba ya 2 años allí y que gracias a eso pudo mudarse de la casa de sus padres sin ayuda. También te comentó que no era un trabajo para todas, pero tú eras perfecta.

No la dejaste ni hablar sobre de que iba el trabajo cuando tú ya aceptaste.

No tenías ni idea de lo que tu imprudencia era capaz y que tu vida acababa de dar un giro de 180º...


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Mʏ Pʀᴇᴛᴛʏ Gɪʀʟ (+18) [Bᴀᴋᴜɢᴏ Kᴀᴛsᴜᴋɪ X Lᴇᴄᴛᴏʀᴀ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora