Mʏ Pʀᴇᴛᴛʏ Gɪʀʟ (+18) [Bᴀᴋᴜɢᴏ Kᴀᴛsᴜᴋɪ X Lᴇᴄᴛᴏʀᴀ]

C8.- Obey, Bitch

Aquí tenéis otro capítulo de esta historia que os está encantando y agradezco todo el apoyo ;p. No os olvidéis de la estrellita para actualizaciones más rápidas :)

ADVERTENCIA Capítulo (+18)

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El olor a canela quemada inundaba tus fosas nasales. Estabas supercómoda y calentita en la cama. Te acomodaste mejor, atrayendo la manta hacia ti para mayor comodidad. Lo que no esperabas era recibir un gruñido en respuesta junto con un tirón de las sábanas.

Abriste los ojos como platos de sorpresa y te recostaste quedando sentada en la cama. Miraste hacia tu lado izquierdo encontrándote con una melena ceniza que reconociste en seguida.

Te dejaste caer quedando tumbada nuevamente mientras soltaste un suspiro de alivio al empezar a recordar lo ocurrido el día anterior. Cerraste los ojos dispuesta a volver a dormir, pero no pudiste conciliar el sueño.

Tu cerebro entonces despertó y analizó la situación, no tardaste en levantarte de la cama. ¿Cómo pudiste quedarte dormida encima de él? ¿Por qué no te había dejado en tu casa? ¿O, por lo menos, mandar a Kirishima a que lo hiciese?

No te diste cuenta, pues estabas muy sumergida en tus pensamientos, de cuando Bakugo se había despertado y ahora se encontraba mirándote con su típico ceño fruncido.

— Vaya despertar, mujer — Lo escuchaste hablar lo que hizo que dejaras de lado todas las preguntas que tenías para mirarlo. Estaba todavía tumbado de costado y apoyando su cabeza en su mano derecha.

Rodaste los ojos. — No es mi culpa, ¿sabes? — Reprochaste viendo como una sonrisa arrogante aparecía en su rostro.

— Bueno, que yo sepa, fuiste tú la que se quedó dormida en mi pecho — Dijo provocándote con una ceja levantada.

El calor subió a tus mejillas al recordar ese 'pequeño' detalle. Un leve rubor que a Katsuki le encantaba provocar en ti.

— También podrías haberme llevado a mi casa y, sin embargo, aquí estoy — Replicaste manteniendo la calma y la compostura para bajar el rojo de tus mejillas lo más pronto posible.

— Sigo en cama, ¿recuerdas? — Respondió ahora él. Sabías perfectamente que probablemente ya se había saltado el reposo, pero, aun así, no podías rebatir nada contra aquello.

— ¿Y por qué no avisar a alguien? Estoy segura de que tienes personas de sobra como para algo así.

— No iba a dejarte en manos de cualquiera, muñeca.

— Me parece que Kirishima no es un cualquiera — Replicaste viendo como su sonrisa flaqueó por un momento, pero no dudó y siguió hablando, no iba a dejar que ganaras esta pequeña batalla verbal.

— ¿En serio hubieras preferido dormir en tu casa que aquí conmigo, huh? — Preguntó recuperando la sonrisa orgullosa pues sabía la respuesta.

Abriste un poco los ojos y apartaste la mirada volviendo a sonrojarte, lo que hizo que Bakugo inflara su pecho de orgullo y su sonrisa se ensanchara.

— ¿No responderás? — Habló burlón después de un pequeño silencio mientras trataba de encontrar tu mirada nuevamente.

— Cállate — Respondiste a la vez que sentías tus mejillas arder. Esta vez no era un simple rubor.

Escuchaste como rió amargamente provocando que tu corazón se acelerara. Su risa era música para tus oídos y eso no lo podías negar de ninguna manera.