Mʏ Pʀᴇᴛᴛʏ Gɪʀʟ (+18) [Bᴀᴋᴜɢᴏ Kᴀᴛsᴜᴋɪ X Lᴇᴄᴛᴏʀᴀ]

C12.- Save Me, Please

Estrellita 🌟 si les gusta y disfruten mientras dure...

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El filo fino y afilado de la navaja se abría paso por tu piel por quinta vez. Un hilo sangre empezaba a brotar aún cuando el arma se encontraba dentro de ti.

Un grito desgarrador fue escupido, por tu garganta dolorida por los anteriores chillidos, al sentir como el frío metal salía de la herida que acababa de producirte en el abdomen.

Su sonrisa de maníaco se quedaría grabada en tu mente de por vida. Querías verlo sufrir, querías ahorcarlo con tus propias manos, querías dispararle en la frente... Querías matarlo.

Un sentimiento frustrado por tu estado actual.

Tenías cinco rajas de las que salía sangre roja como el vino, una en un brazo, otras dos en las piernas y el resto a ambos lados del abdomen.

El chico peli verde sabía lo que hacía. Clavaba la navaja con suma precisión y con mucho cuidado de no dar en puntos vitales que pudieran matarte.

— Oh vamos, (Nombre), sé que puedes aguantar más que unos simples cortes — Dijo mientras levantaba tu cabeza viendo tus ojos rojos y las lágrimas que no dejaban de caer por tus mejillas.

— Suéltame... Hijo de puta... — Las palabras salían en hilos de voz por lo dañada que estaba tu garganta. Estabas más que ronca y te picaba por dentro. Un escozor que nunca antes habías sentido, era insoportable.

Aún con tus manos elevadas por las cadenas, lo alejaste con una débil patada pero suficientemente fuerte para separarlo de ti por lo menos un metro.

Sin embargo, todo era más macabro de lo que pensabas.

Se levantó y se acercó a la mesa de herramientas que viste anteriormente. Abrió un cajón y viste que sacó un bote el cual tenía una etiqueta que no pudiste leer. Tu mente se nublaba por la pérdida de sangre.

Encogías tu cuerpo todo lo que podías para que saliera la menor sangre posible de tu cuerpo herido.

No te diste cuenta de en que momento se acercó a ti con el frasco en la mano. Su sonrisa no se había borrado en ningún momento. Te preguntabas en qué podría estar pensando el peli verde que tenías delante de ti aunque ya te imaginabas que nada bueno para ti.

— Sabes, (Nombre), en verdad tú no tienes toda la culpa de esto. Es por eso que te voy a ayudar —Desconfiabas de él al máximo. ¿Ahora te iba a ayudar? Ni muerta te dejabas ayudar por ese maldito cabrón que te tenía encerrada.

Se iba acercando a ti a paso lento y con las manos alzadas a ambos lados de su cabeza, señal de rendición y que no te iba a hacer nada, raro...

— No te quiero ni a ti cerca ni a tu estúpida ayuda — Espetaste débilmente pero enfadada. La cabeza te daba vueltas y tu camiseta cada vez se volvía más roja. No tenías más opciones que tratar de confiar en él.

Suspiraste y lo miraste, se había quedado parado en su lugar al escucharte hablar. Sin embargo, al verte tan indefensa y someterte bajo su mandato, sonrió más y se acercó todo lo que pudo a ti.

No se agachó, prefirió mirarte desde la altura.

— Denada.

Te quedaste de piedra al ver cómo abría el bote anteriormente mencionado y derramar el líquido sobre ti.