Mʏ Pʀᴇᴛᴛʏ Gɪʀʟ (+18) [Bᴀᴋᴜɢᴏ Kᴀᴛsᴜᴋɪ X Lᴇᴄᴛᴏʀᴀ]

C4.- Never Coming Back

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Despertaste en tu cama y te revolviste bajo tus sábanas un poco por la intensa luz del sol que enhebraba por la ventana de tu habitación.

Justo al instante de levantarte, tuviste que volver a sentarte en el filo de la cama al sentir una punzada en tu cabeza, seguido de un fuerte dolor que te hizo recordar los efectos del alcohol de la noche anterior. El dolor era tan fuerte y constante que lo único que querías era volver a dormirte, pero aquello fue imposible.

Sacaste fuerzas de donde no las tenías y volviste a tratar de levantarte de la cama, consiguiéndolo esta vez. Vagaste por el pasillo arrastrando los pies por el suelo y con los ojos casi cerrados guiándote de tu memoria.

Llegaste a la cocina y buscaste entre los cajones un paracetamol, después abriste la vajilla para coger un vaso y llenarlo de agua. Metiste la pastilla dentro y esperaste a que se disolviera.

Mientras tanto, trataste de recordar cómo habías llegado a tu casa, pero tan solo pensar hacía que tu dolor de cabeza aumentase considerablemente.

En cuanto el medicamento estuvo listo lo tomaste de un solo trago, esperando que en pocos minutos se te pasara el malestar.

Caminaste torpemente hasta el sofá y te tumbaste boca arriba, mirando el techo blanco de tu hogar. 

Mientras contemplaba la nada y los efectos del medicamento hacían efecto, un sonido te distrajo abandonando así tus pensamientos.

Te erguiste y desde tu posición miraste hacia la puerta de entrada a la casa. Volviste a escuchar como tocaban el timbre por segunda vez, a lo que esta vez sí tuviste que levantarte y llegar hasta esta.

Cuando por fin llegaste miraste por la mirilla y suspiraste abriendo la puerta.

La intensa mirada preocupada de Jirou se clavó en ti nada más abrirle. Rápidamente te abrazó fuertemente.

— Menos mal... — Susurró mientras sus brazos seguían rodeándote.

Notabas que ella tampoco se encontraba muy bien del todo por lo que te dedicaste a dejarle pequeñas caricias en la cabeza, tratando de tranquilizarla. Luego simplemente le devolviste el cálido abrazo.

Cuando por fin se separó de ti, te revisó de arriba abajo con la mirada, como si quisiera comprobar que estabas de una pieza, para después volver a suspirar aliviada.

Ahora estabas más que confundida por sus acciones, por lo que no esperaste más para preguntarle qué le pasaba o, mejor dicho, que pasó anoche.

— La verdad, yo tampoco es que recuerde mucho — Se sinceró mientras se rascaba la nuca con delicadeza avergonzada, pues se suponía que no iba a beber demasiado ayer noche y al final acabó casi peor que todas.

— Entonces, ¿por qué tan preocupada? — Volviste a preguntarle suavemente, empezabas a sentir los efectos positivos del Paracetamol en tu cuerpo, haciendo que formulases preguntas coherentes y pudieras pensar con mayor claridad. Aunque, seguías sin saber que pasó anoche.

— No sabía dónde estabas, ni tampoco si habías llegado a tu casa o cómo... — Volvió a hablar la peli morada mientras te miraba atenta a que le dijeras cómo llegaste sana y salva hasta tu hogar cuando ibas tan borracha que ni sabías tu nombre.

— ¿Qué? ¿No se suponía que tú nos llevabas a todas? — Dijiste confundida pues según habías dicho, Jirou no bebería tanto para así poder llevaros a las tres a casa.