—Oye, despierta, despierta. —escuché cómo me decían a lo lejos, al mismo tiempo que movían mi hombro con impaciencia.
—Dejame dormir. —solté soñolienta, girando mi cabeza al otro lado.
Volvieron a mover mi cuerpo con fuerza. ¿Quién sería capaz de despertarme a mí de esa manera tan brusca? Abrí uno de mis ojos e inspeccione el panorama. Entonces, lo recordé, no estaba en mi habitación, ni en mi departamento. Seguía en la habitación de Asthon. Nada de lo que había pasado anoche había sido un sueño, habíamos dormido juntos.
Es decir, en la misma habitación. Solo para aclarar.
Claaaro.
—¿Que pasa? —solté girandome a verle.
—Mi papá quiere llevarte, bueno, llevarnos a nuestra casa en la playa —agregó con una sonrisilla en el rostro cómo si nada. Mientras que mi mente se había quedado en la frase «casa en la playa»
—¿Tienes una casa en la playa? —solté, sentándome de golpe en la cama bajo su atenta mirada.
Él ya se había cambiado, vestía de blanco, una camisa simple y una bermuda del mismo tono. Y se veía completamente increíble. Por mí parte seguía en mi increíble ropa para dormir, que solo consistía en unos pantalones de seda y una camiseta corta de tiras.
—Si...—me respondió, escaneandome con la mirada, le dí un manotazo en el hombro y volteó a verme sonriendo— ¿Te he dicho que me gusta verte despertar?
—Ay, por favor, es lo peor que verás en toda tu vida. —respondí, pasandome las manos por la cara.
Asthon se encogió de hombros.
—Puedo acostumbrarme. —añadió y yo negué con la cabeza— Tienes ropa blanca, ¿no?
—No me digas que todos tenemos que ir combinados tal familia de Disney.
Soltó una corta risa que logró revolotear cosas dentro de mi estómago. Seguramente tenía hambre.
—No —respondió y se apresuró a explicarme— Pero nosotros sí, he vestido a Nhoa con la ropa blanca que escogiste el otro día.
Suspiré, tirandome de nuevo a la cama de espaldas y solté un gruñido.
—Quiero dormir, Asthon. —farfullé, ví su cara asomarse encima de mi rostro.
—Puedes dormir durante el camino, loca —respondió entonces.
Lo miré.
—Habías dejado de llamarme de esa manera.
Sonrió sin ocultar su perfecta dentadura.
—Te espero abajo.
Y así sin más, se alejó de mí dejándome sola en su habitación. Mantuve mi mirada en el techo de la habitación por lo que parecieron minutos eternos, mientras tambolereaba mis dedos en mi estómago.
Okey. A ver si entendí.
Iríamos a una casa en la playa, a su casa en la playa y lo decían así, sin más. ¿Cuántas casa tenían? No quería ni pensarlo, pero podia hacerme una idea. No solo eso, si no que encima, él quería que estuvieramos combinados los tres. No pretendía ocultarme a mi misma la emoción y nudo que eso había dejado dentro de mí.
No entendía que sucedía conmigo esté día.
🔥🔥🔥
Minutos después bajé las escaleras de la gigantesca casa Miller con mi mochila colgando de mis hombros. Escuché voces en lo que me pareció ser la cocina. No tenía ni idea de dónde quedaba, sin embargo, seguí el alboroto, y efectivamente estaban todos allí. E incluso alguien más, la hermana de Asthon.
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Departamento 203
Teen Fiction¿Recuerdas cuando fue la última vez que te permitiste sentir? Cuando el destino está lo suficientemente enfrascado en que todo te salga mal, nadie puede librarse. Janine ha pasado toda su vida enfocada en dos cosas: no interesarse en lo que piensen...