🔥 Capítulo veinte 🔥

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¿Que otra noche?

¿Y que tenía ella que me era tan familiar?

A ver, iba siendo momento de que respirara profundo y que por muy poco que parezca, me tranquilice. Creo que a la pobre chica ya le había quedado más que claro que su comentario habia estado muy demás. Además, tenía que ser honesta conmigo misma y contigo con dos cosas.

Que Asthon y yo en realidad no teníamos nada, y que, él podía ser libre de hacer lo que quisiera con esa rubia y quién sabe que más puesto que no nos conocíamos hasta hace tres meses de poca convivencia y mucho odio.

Sisi, pero eso no quita lo que empiezas a sentir por él y esa rubia...

Espera.

¿Sentir? ¿Ya estaba admitiendo que sí sentía algo por el idiota que tenia al lado? Imposible. Espabilé en el momento que Asthon carraspeó su garganta con clara incomodidad.

—Fue algo de una noche, Jen—se apresuró a recalcar, ella puso los ojos en blanco y yo casi se los arranco—. Que no debió suceder, nosotros no tuvimos nada oficialmente.

—¿Y por qué no tenerlo ahora? —ofreció como la completa tarada y regalada que era— ¡Nos acabamos de reencontrar!

Okey, había tenido suficiente.

Alejé las manos de Asthon de mí y sin darle el encuentro solté:

—Iré a ver a Ainhoa, está más que claro que no pinto nada más aquí.

Cómo la completa inmadura que no pensaba las cosas dos veces antes de actuar que era, me alejé del sitio dando zancadas y soltando maldiciones imaginarias al aire. ¿Por qué no tenerlo ahora? ¿Por qué no tenerlo ahora?! Parecía cómo que todas sus neuronas le fallaban una detrás de otras. Y eso que mi cerebro no estaba del todo cuerdo, sin embargo, él funcionaba muchísimo mejor que el suyo.

Estaba claro que tenía un problema con las rubias.

—Maldita rubia. —murmuré al aire.

Entonces, lo recordé. Una rubia, Asthon y algo de una noche. Me detuve en el sitio y me giré para volverlos a ver a lo lejos, solo que ella ya no estaba, al contrario, Asthon daba pasos largos hasta acercarse a mí con la respiración acelerada.

—Deja de irte y dejarme solo en un sitio. —soltó, manteniendo la compostura.

—Estabas muy bien acompañado me parecía.

Ignoró mi tono de sarcasmo y volvió a hablar.

—¿Por qué te detuviste? Pensé que irías a la casa—preguntó lentamente— No importa, así entramos juntos, ¿vienes?

Me rodeó y al notar que no lo seguí, se giró hacía mí con la duda enmarcada en el rostro.

—¿Janine?

—¿Cuando fue la última vez que te viste con ella? —parpadee bajo su mirada de confusión. Él pareció pensarlo, y después de un segundo respondió.

—Hace cómo un mes y medio, creo.

Para ese entonces ya estábamos viviendo juntos, desde luego, no había sido tan lejano.

—Dijiste que había sido algo de una noche, ¿cierto?

Arrugó su entrecejo con la confusión más que clara en el rostro, se devolvió hacía mí completamente.

—Si...¿esto es importante porque..?

—Ella fue la chica con la que dormiste en el apartamento aquella noche, ¿verdad? —inquirí después de unos segundos de analizar la situación— Con la que te enrollaste en el salón aún cuando sabías que estaba ahí.

Departamento 203Donde viven las historias. Descúbrelo ahora