🔥 Capítulo veintitrés 🔥

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Un vestido de seda color negro se pegó a mi cuerpo.

No sabía si debía sorprenderme o angustiarme por el específico atuendo para el cumpleaños de Gregory.
Al parecer, los invitados habían comenzado a llegar hace un rato, mientras yo seguía dentro del área de empleados terminando de alistarme. Admito que me tomé más tiempo del necesario, ya que tratar de ocultar el golpe en mi piel resultó ser más complicado de lo que pensaba.

Una vez lista, me observé en el espejo, analizando lentamente todo mi cuerpo. Me veía bien, incluso increíble. Sin embargo, sentía una extraña presión en el pecho, quizás por tener que estar rodeada de mucha gente.

Veinte minutos después, ya me encontraba en el ala principal del café. Como me lo imaginaba, había personas entrando y saliendo, otras bailando. Sin embargo, no había rastro del cumpleañero. No lograba encontrarlo por ninguna parte.

-¡Ey, Janine! -gritaron a mis espaldas por encima de la música- Sabía que te verías increíble, no hay de qué agradecer. No iba a permitir que en un día como hoy estuvieras usando el uniforme.

Giré sobre mis pies y ahí estaba Gregory, feliz cumpleañero, sosteniendo un gigantesco cóctel entre sus dedos, con una corona en la cabeza y la corbata mal ubicada.

Sonreí al verlo disfrutar y tambalearse.

-Feliz cumpleaños, Greg -murmuré- Parece que tienes una fiesta por todo lo alto, ¿verdad?

Él se encogió de hombros con coquetería.

-No cumplo veintiuno todos los días.

Asentí con una breve sonrisa.

-Tienes razón.

-Cariño...

Una chica apareció en escena, con una sonrisa corta, el labial un poco corrido y un poco apurada. Antes de terminar su frase, sus ojos se posaron en mí y me escanearon más tiempo del necesario. Alcé una ceja, observándola.

-Oh, cierto -Greg pareció recordar algo- Janine, ella es Danna, mi pareja. Amor, ella es la chica que vive con Ashton, ¿recuerdas?

Los ojos de Danna se abrieron de golpe en mi dirección y sonrió ampliamente. Pareció recordar algo también.

-Ya entiendo por qué le gustas, eres preciosa.

Todos mis movimientos y pensamientos se detuvieron.
-¿Qué dijiste?

-¿Qué? -respondió ella.

-¿Qué acabas de decir?

-Tenemos que irnos. Necesito saludar a otras personas. ¡Adiós!

Y antes de que pudiera protestar, ambos se fueron rápidamente, dejándome con la duda y la incertidumbre en el rostro.

¿Le gustaba a quién? Ah, a Ashton. Bueno, eso no me importaba.

Seguro.

Por ahora, desaparece, ya tengo demasiados problemas en la cabeza como para lidiar contigo.

Sacudí la cabeza y decidí enfocarme en otras cosas. Quizás, podría ir a la barra y distraerme un poco con las bebidas. Me pareció una buena opción, ya que estar de pie en medio del bullicio de la gente no era la mejor alternativa, la verdad.

Me disponía a hacerlo cuando algo o alguien capturó mi campo de visión. Todo mi cuerpo se tensó. Esto no puede ser posible.

Pero, sí, puede ser posible. Es su mejor amigo.

Ahí estaba, tan reluciente, tan contento, con su aire de superioridad. Con todas las miradas sobre él, como siempre, mostrando su egocentrismo. Qué idiota.

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