Me acomodé en el sofá, alejándome de Ashton, quien se mantenía de pie, con la mirada fija y seria. La distancia que nos separaba se sentía como un abismo insalvable, un espacio cargado de emociones que me resultaba difícil expresar. La verdad que estaba a punto de revelar pesaba como una losa sobre mi pecho, y cada latido de mi corazón resonaba en mis oídos, recordándome lo complicado que era abrirme a alguien.
—Tristán es mi ex pareja —comencé, sintiendo un nudo en mi garganta que me dificultaba seguir—. Lo conocí hace aproximadamente dos años en un café, un lugar que solía ser especial para mí, pero que ahora se había convertido en un recordatorio doloroso. Al principio, todo era mágico. Recuerdo la forma en que me hacía sentir: esos pequeños gestos que llenaban mi corazón de felicidad, como un beso suave, un abrazo cálido, o un roce casual que provocaba que mi corazón palpitara con fuerza. Pero, de repente, como si una sombra hubiese caído sobre nosotros, esos sentimientos se transformaron en algo tóxico y desgarrador.
A medida que hablaba, las memorias comenzaron a invadirme, y el torrente de emociones se volvió incontrolable. Cada detalle se sentía tan vívido y real que el dolor se adueñó de mí. Miré hacia abajo, tratando de contener las lágrimas que amenazaban con brotar.
—Después de unos meses, todo se volvió un caos. Descubrí que era infiel con mi mejor amiga... —mi voz tembló, y una lágrima rodó por mi mejilla, mientras recordaba la desgarradora traición que me había dejado sin aliento—. Esa misma noche, en la fiesta de alguno de sus amigos, cuando tomé valor para confrontarlo, intentó abusar de mí.
La angustia creció en mi pecho, y mis recuerdos me llevaron de vuelta a una fiesta en casa de uno de sus amigos. La música resonaba a todo volumen, las risas llenaban el aire, y todo parecía perfecto. Pero todo cambió en un abrir y cerrar de ojos. Recordaba cómo me había emborrachado y cómo había logrado drogarme para que pudiera hacer lo que deseara. Sus manos recorriendo mi cuerpo, la mirada lasciva que tenía sobre mí, y el horror de no poder escapar de su agarre. Un escalofrío recorrió mi espalda al pensar en lo atrapada que me sentí, incapaz de gritar o huir.
—Recuerdo lo mucho que me apretó contra su cuerpo, los moretones que me dejó, los besos forzados... —las palabras salían en sollozos, y cada sílaba me hacía sentir más expuesta y vulnerable—. Mis lágrimas nunca bastaron para que me dejara de tocar. Y luego, cuando me arrojó al suelo, dislocando mi brazo... Era como si el tiempo se detuviera, y el horror de esa noche me envolviera por completo.
《—Cuando llegaste al apartamento, aquella vez que golpeaste la pared, yo..
—Reaccionaste asi porque desperté esos recuerdos, ¿verdad? —asentí débilmente— ¿No te pegó una sola vez, sino varias? —preguntó Ashton, su voz cargada de preocupación.
—Sí, cada vez que intentaba reclamarle algo —asentí, sintiendo que su comprensión me brindaba algo de consuelo—. Meses después, logré presentar una denuncia, pero él desmintió cada palabra. A pesar de que los exámenes confirmaban mi versión, logró sobornar al juez y reducir su condena. Desde ese momento supe que el dinero podía lograr cosas, pero nunca podría borrar mi dolor, ni lo que había pasado. Intenté huir de mi vida anterior, cambiándome el cabello, tratando de alejarme de los recuerdos que me atormentaban. Pero es tan difícil, Ashton. Me ha dejado profundamente marcada.
El dolor era tan intenso que sentía que me asfixiaba. La habitación se volvió claustrofóbica, donde cada rincón parecía susurrar los ecos de mi angustia. Miré hacia abajo, sintiendo cómo las lágrimas caían sin control, cada una un testimonio de lo que había vivido.
—Cada vez que entro al café, mi lugar de trabajo, me encuentro con esos recuerdos. Cada esquina parece susurrar la angustia que viví. Volver a salir, socializar... todo se ha convertido en una batalla constante. La idea de que en cualquier momento alguien podría volver a agregar algo a mi bebida me aterra. Por eso me he vuelto tan ruda y distante con las personas que no conozco. No puedo evitarlo; no sé qué podrían traer a mi vida.
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Departamento 203
Teen Fiction¿Recuerdas cuando fue la última vez que te permitiste sentir? Cuando el destino está lo suficientemente enfrascado en que todo te salga mal, nadie puede librarse. Janine ha pasado toda su vida enfocada en dos cosas: no interesarse en lo que piensen...