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- El aviso de tu visita fué lo que nunca creí que mis oídos escucharían. - dijo el chico algo golpeado, sentándose frente a él.

Luego de 2 meses de que su hermano fué enjuiciado y encarcelado, el castaño había estado pensando que era exactamente lo correcto, el rencor le pesaba, el odio era insoportable y se volvía cada día peor. Luego de que la adrenalina que sintió en el juicio se disipó, la angustia regresó a él. Y estaba tan seguro de no querer vivir con ella ni un sólo día más.

Por ello, aprovechó el horario en el que Osorio no estaba en la casa, para poder salir sin dar explicación alguna.

Acomodándose mejor en su asiento, no dudó en clavar sus ojos en los contrarios.

— Tampoco creí haber venido a una prisión antes y aquí me tienes. — objetó encogiendo sus hombros. — siempre hay una primera vez para todo.

El chico frente a él bajó su mirada y comenzó a juguetear con sus dedos.

— La verdad es que no entiendo la razón por la que haz venido a verme, después de todo. — dijo levantando su mirada. — creo que no merezco siquiera que papá ó mamá vengan.

Asintió. — por fin estamos de acuerdo en algo, no mereces nada más que pudrirse aquí. — agregó. — pero somos muy distintos, Francisco. — soltó un pesado suspiro. — dudo mucho que tú hubieses hecho lo mismo al estar en mí lugar.

— ¿Viniste sólo para recalcarme lo obvio? ¿Para burlarte de mí? Vaya, hermanito. — espetó. — nunca creí que fueses una persona tan cruel.

Soltó una risita sin humor. — puedo ser lo que te ganes contigo, Francisco. — dijo serio. — si buscas mierda, mierda tendrás. Pero para serte sincero, no, no he venido a burlarme de tí.

— ¿Entonces? — preguntó con su ceño fruncido. — ¿Para que haz venido hasta aquí, Joaquín?

Ésta vez fué el turno del castaño de bajar la mirada.

— Quiero preguntarte algunas cosas y estoy seguro de que ésto será mejor para mí en el futuro ¿Sabes? Porque luego de que salga de aquí, mí conciencia estará limpia y mí corazón sabrá si guardarte rencor ó simplemente olvidarte.

Francisco Bondoni lo miró fijamente, intentando buscar en sus ojos algo más allá de sus palabras.

— Bien, dí y pregunta lo que tú quieras, Joaquín. — musitó sin más.

— ¿Porqué me hiciste lo que hiciste? — soltó rápidamente. — ¿Porqué tanto odio hacía mí? ¿Porqué simplemente no me quisiste cómo yo era? Se supone que soy tu hermano y no cualquiera, soy tu hermano gemelo, Francisco.

El castaño volvió a bajar la mirada, sin saber muy bien cómo responder aquello. ¿Porqué lo había hecho, en primer lugar? ¿Porqué? Bueno, él no lo sabía con exactitud.

— Yo... — el muchacho rascó su nuca. ¿Qué cambiaría al responder aquello? Su sentencia había sido hecha, ya no había nada que haga una diferencia. — el abuelo siempre habló sobre las cosas que estaban permitidas en nuestra religión. — comenzó. — las cosas que se aprobaba y las que no. Una... Una vez le dije que un chico me pareció lindo en el jardín y él... Él me golpeó tantas veces y muy fuerte con su bastón que creí que el ver a otro chico con otros ojos era un pecado que merecía esos castigos y... Aprendí que eso era malo. — terminó para luego enfocarse en aquellos ojos tan parecidos a los suyos. — y cuándo tú me hablaste sobre lo que sentías por Emilio yo... Inmediatamente recordé la lección del abuelo. Esa es la verdad y no quiero justificarme, pero él metió esas putas ideas en mí. A tal Punto, que debía hacerlas valer. Tú fuiste el que pagó por aquello.

Can't Stop Falling In Love // Adaptación Emiliaco Donde viven las historias. Descúbrelo ahora