40

193 24 11
                                    




Maratón 8/8







- Hola cariño, ¿Cómo estás?

Joaquín había despertado la mañana del segundo dia. Pero éste aún no hablaba, no movía ni un sólo músculo, sólo estaba ahí, con su mirada perdida en algún rincón del techo.

Emilio se había quedado toda la noche junto a él, sus amigos habían estado al pendiente, mientras la pelinegra se encargaba de mover cielo y tierra junto a Barquín, quién tenía el cargo de jefe de la policía, por lo que estaba moviendo todas las sucursales y todos los agentes de la ciudad, metropolitana, los jefes de Guadalajara y de todas las ciudades cercanas, cada una buscando a la misma persona. La pedida de captura ya había sido solicitada y avisada a los colegas vecinos.

Los señores Bondoni quisieron acercarse y ver a su hijo, pero por pedido de Osorio, la petición había sido denegada y prohibida la entrada. Sólo entraban los que eran permitidos por el rizado.

Eduardo había mandado seguridad al piso en dónde sus amigos se encontraban, así que tenían la tranquilidad que habían deseado.

Ahora, se encontraba sólo el oji-café al lado del castaño, ya que Elyzabeth y Nikolás habían dejado el lugar hace sólo minutos antes.

Emilio se sentó a su lado en la camilla y acarició el rostro ajeno.

- ¿Nunca te he contado lo que hice apenas dejé la CDMX, verdad? - comenzó. - estaba tan jodido en ese momento, cuándo estaba en el aeropuerto, tuve la tonta fantasía de que antes de cruzar esa tonta pasarela tú vendrías corriendo tras de mí, gritando mí nombre y pidiendo que me quedara. - rió negando mientras besaba la pequeña manita del de ojos ámbar. - obviamente eso no pasó, Leidy supo cerrar la boca aquella vez. Luego de aquello, estuve deprimido por 3 meses enteros, no salía de la cama ni siquiera para comer, debiste verme, Joaco, era un completo desastre sin tí. - admitió. - estaba tan malditamente perdido, con mis sentimientos a flote, mí yo interno odiándome por la estupidez que había cometido, nunca debí-

Unos toques interrumpieron su relato, después de haber besado nuevamente el dorso contrario, se levantó y fué hasta la puerta para encontrarse con uno de los guardias, quién hizo un leve asentimiento con su cabeza antes de hablar: - señor, unos hombres han hecho la petición de verlo a usted y al señor Bondoni.

- Nombres.

- Ethan Miller y Jerry  Tanner. - informó sorprendiéndolo de inmediato.

Sabía que éstos 2 no se encontraban en la CDMX. Pero cómo bien era sabido, las malas noticias llegaban mucho más rápido que las buenas. Dando la aprobación del pase de su amigo y el otro muchacho esperó a ambos en el pasillo.

Sólo bastaron minutos para que las figuras del castaño y el rubio aparecieran al abrirse el ascensor.

A toda prisa se acercaron a Osorio, el primero le dió un confortable abrazo, mientras que el otro sólo se quedó espectante. Una vez se hubieron separado, se enfrentaron después de tanto con el alemán, quién había sido pareja de su amado hasta hace poco tiempo.

- Emilio. - musitó el ojiazul.

- Jerry.

- ¿Cómo se encuentra Joaco? - preguntó ésta vez Miller, tomando la mano de su pareja y clavando sus ojos marrones en los ajenos frente a él.

Suspiró antes de contestar. - él está despierto ahora..., Pero no es el mismo, está cómo... No sé cómo explicarlo, sólo... Entren, por favor.

Ambos hombres entraron después de Emilio, quién se quedó apoyado en la puerta en cuánto cerró la misma. El rubio soltó el agarre de su mano con la del pelimarron y se acercó con cautela hacía la camilla dónde estaba el castaño.

Can't Stop Falling In Love // Adaptación Emiliaco Donde viven las historias. Descúbrelo ahora