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Estaba dándose los últimos vistos buenos en el espejo, su outfit conformado por unos jeans negros rasgados en las rodillas, una camiseta roja, sudadera del mismo color Nike Air y unos tenis de la misma marca color negras. Había ido a cortarse el pelo hoy, pidió un estilo casual y que pegue con su edad, la chica que lo había atendido le dijo que sólo le recortaría un poco arriba, dejando más rapado en los costados, el gel lo mantenía en una sola dirección colocado hacía arriba y se había rebajado la barba. Joaquín no era una persona que andaba por la vida diciendo "hey mírenme, soy hermoso, lo sé, admírenme", pero tampoco negaba que tenía una hermosura inigualable otorgada, por más egocéntrico que eso sonara, no podía ir en contra de la naturaleza, había nacido hermoso, punto.

Lo que no quería era aparentar el haberse arreglado tan bien para el rizado. No, quería verse lo más casual posible.

Hoy era sábado, así que imaginó que sería una noche idéntica a la anterior, seguramente pedirían algo en el deli y se la pasarían jugando videojuegos ó viendo alguna película.

Había estado pensando en el mensaje que él mismo había enviado para el oji-café, supo que estaba provocando al contrario con aquellas palabras, pero no pudo detenerse cuándo lo había escrito.

Emilio le había enviado un mensaje de buenos días en la mañana, diciéndole también que no se olvidara de su visita por la noche.

Así que ahora, estaba más que nervioso por la llegada de su uh.. ¿Mejor amigo? Sí, habían quedado en ese título, aunque  los besos que compartieron la noche de ayer demostró que no lo eran tanto. Porque ¿Qué clase de mejores amigos se besan y más con la intensidad que ellos expusieron? Estaba más nervioso por el hecho de no saber que decir en cuánto Emilio tocara aquel tema de nuevo, porque obviamente lo haría.

- Joder, ancestros, ayúdenme a comportarme cómo el adulto que se supone que soy y no quedar cómo un infantil cuándo el momento llegué. - pidió juntando sus manos y observando hacía arriba.

El sonido del timbre anunciando la llegada esperada sonó por toda la residencia. Suspiró y dándose su último vistazo salió de su habitación.

Bajando las escaleras acomodó su sudadera, estirando la misma para quitar cualquier arruga ó tal vez eso sonaba mejor que admitir que no podía controlar sus inquietas manos.

Soltando un último suspiro, tomó el pestillo y abrió la puerta, encontrándose con el precioso Dios griego que sin duda le quitaba el aliento. Emilio estaba vestido con unos Jeans azules ajustados que se encargaban de moldear sus perfectas piernas adheridos cómo su segunda piel, una cárdigan de estilo largo, gris con los bordes de sus muñecas negros, una camisa blanca debajo y unos tenis rojos. Era simplemente un rey. Ambos se examinaron sin poder evitarlo de arriba a abajo.

- Hola - musitaron los dos al mismo tiempo para luego reír. - uh.. pasa. - dijo haciéndose a un lado.

- Gracias. - sonrió, una vez que el contrario cerró la puerta detrás de ambos, se giró para verlo. - creo que debo enseñarte modales, Bondoni. - dijo sin borrar la sonrisa.

Su ceño se frunció.- ¿Modales?

Asintió.- así es, Joaco, cuándo una persona llega a tu casa, debes saludarla con un apretón de manos ó un beso en la mejilla. - dijo amando la manera en la que el otro se ruborizó.

- Uh.. sí, tienes razón. - secundó acercandose al más alto, poniéndose en puntitas para alcanzar una de las mejillas de éste. Cuándo estuvo a punto de hacerlo, Emilio corrió su cabeza, haciendo que sus labios se juntaran. Lo tomó por la cintura, atrayéndolo más a sí mismo. Una vez que se separaron, Joaquín parpadeó un poco aturdido antes de enfocar su vista en el contrario. - ¿P-porqué...?

Can't Stop Falling In Love // Adaptación Emiliaco Donde viven las historias. Descúbrelo ahora