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Eran apenas las 6 de la madrugada cuándo Emilio despertó, había creído que sólo fué un espejismo en su imaginación lo que había sucedido entre él y Joaquín, pero al ver el desnudo cuerpo a su lado, comprobó que lo que había pasado, era real.

Sintió los nervios apoderarse de su sistema y es que había sido un completo imbécil anoche. Había roto una promesa, de hecho varias de ellas.

Pero lo que estaba golpeando sin piedad su consciencia fué el hecho de que le había quitado a Joaquín lo más importante para él, lo más puro, lo que el pequeño había anhelado entregar a la persona que amara profundamente, ¡Le había robado la virginidad a Joaquín! ¡A su mejor amigo! ¡A la persona que debía proteger y cuidar siempre! ¿Qué carajos había pensado? ¿Cómo si quiera se atrevió a hacer algo cómo eso?

Sintiéndose una mierda, se levantó de la cama y se fué directo al baño, sintió unas terribles ganas de vomitar. Había hecho lo peor del mundo.

Lavó su cara y luego se secó con la toalla colgada a un lado del lavabo.

Salió dispuesto a ir hacía el living, pero se congeló al encontrarse con esa mirada penetrante del castaño. - ¿Emilio? ¿Estás bien? - Joaquín se despertó apenas sintió el cuerpo de Emilio abandonar su lugar.

- Y-yo... Uhm.. si. Si estoy... - negó, sintiéndose más estúpido de lo que ya era. - la he cagado, Joaquín.

Esas palabras le hicieron sentir un pinchazo en su pecho. ¿Emilio se estaba arrepintiendo de haberle hecho el amor? - ¿P-porqué lo dices?

- ¿Porqué? Joaquín, lo que pasó anoche... Fué... Dios, ni siquiera quiero terminar esa frase. Mierda ¡He sido tú primera vez! Eso no debía ser así, tú... Tú siempre hablaste de cómo querías entregarte a la persona que más amaras en el mundo y.. y que ésta te amara de la misma manera y yo, yo no... - la expresión de Joaquín fué cómo si le hubiesen dado un horrible golpe en el estómago, el rizado pudo notarlo y cuándo se dió cuenta de lo que acababa de decir, se apresuró a intentar remediarlo. - no, no, no es lo que quise decir, yo-

- ¡No digas nada más, Emilio! ¡Cállate! - gritó, mientras tomaba su ropa y comenzaba a vestirse lo más rápido que sus manos temblorosas se lo permitían.

El oji-café se acercó a él e intentó tomar una de sus manos, pero de una manera brusca, éste lo quitó. - Joaquín, escúchame no fué... No quise decir eso, yo. Por favor escucha. - el miedo recorriendo su organismo.

- ¡Fué eso lo que quisiste decir, Emilio! ¡Fué exactamente eso! - respondió con lágrimas en sus ojos. - ¿Quieres saber porqué pasó lo que pasó anoche? ¿Quieres saberlo, maldito imbécil? Si me entregué a tí, fué porque yo sí te amo. Mierda, Emilio, ¡te he amado desde siempre, estaba enamorado de tí! - chilló empujándolo fuertemente, haciendo que el shockeado rizado retroceda.

- J-joaquín...

- ¡Me haz roto el puto corazón tantas veces que ya ni siquiera tendría que dolerme! ¡Tus tontas aventuras, tu relación con Seidy, tus ilusiones para recuperarla! ¡He soportado todo eso para seguir estando a tu lado! pero ésta... - se quebró. - ésta ha sido la última vez.

- No, Joaquín... Espera... - intento jalarlo a su cuerpo, pero el castaño sólo hizo lo primero que sus nervios le permitieron y empujó con todas sus fuerzas al oji-café, haciendo que éste cayera al suelo.

Agradeció el no haber sacado nada de su pequeño equipaje y con su billetera en su bolsillo, tomó su celular y salió del cuarto.

Fué un idiota, un completo idiota por haber creído que después de lo que pasó la noche anterior, los sentimientos de Emilio cambiarían, fué un idiota por pensar que él lo amaría cómo quería. Había apostado todo lo que más le importaba y había perdido.

Can't Stop Falling In Love // Adaptación Emiliaco Donde viven las historias. Descúbrelo ahora