"¿Debería Quedarme?
¿Sería un Pecado sino puedo evitar enamorarme de tí?
Cómo un río fluye,
Con certeza hacía el mar,
Cariño, así vamos tú y yo,
Algunas cosas estaban destinadas a ocurrir.
Toma mi mano,
toma también mi vida entera,
porque no puedo e...
— ¿P-porqué quieres irte a Cuernavaca, Emilio? ¿Qué es eso tan malo que haz hecho? — su madre preguntó mientras sollozaba por lo bajo.
Emilio estaba cabizbajo sentado en la mesa, frente a sus padres, quiénes lo observaban confundidos y entristecidos por la petición de su hijo menor.
Emilio había regresado luego de casi 2 semanas desde Veracruz y sin dudas no era el mismo muchacho alegre y feliz que ellos conocían. ¿Había sucedido algo más aparte de su ruptura con Seidy? ¿Porqué Joaquín había vuelto sólo, sin él? ¿Ocurrió algo entre ellos? Tal vez pelearon en el viaje. Esas preguntas estaban en las mentes de ambos mayores. Pero nunca se imaginaron que al volver, Emilio pediría que su padre lo dejase trabajar en una de las empresas que éste tenía en Cuernavaca y que querría irse a vivir allá.
Por otro lado, Osorio lo había pensado muy bien antes de regresar, él quería desaparecer. Después de lo que le había hecho a Joaquín, a su bebé, él ni siquiera quería estar en el mismo sitio que el castaño. No podría verlo a la cara siquiera.
— Dime la razón, hijo. — pidió con cuidado el mayor. — dime porqué quieres irte de aquí, tienes todo en éste lugar, es tu hogar, tienes tus estudios, a tu familia, a tus amigos, a Joaquín. ¿No era tu—
— Por favor, no quiero hablar de él, por favor, papá. — suplicó sintiendo sus ojos picar. Juan lo observó, observó el dolor en el rostro de su hijo. ¿Qué es lo que pasó entre Joaquín y él?
— ¿Es por Joaquín? ¿Es eso? — cuestionó Niurka.
— Mamá. — musitó el rizado levantando su cabeza. Sus ojos estaban rojos y se podían ver lágrimas juntarse en los ojos, amenazando con salir.
Los padres de Emilio se miraron entre ellos, ¿Deberían hacer lo que él pedía? ¿Por ué su hijo se veía tan... Destruido? ¿Tan roto?
Cómo si se tratara de un acuerdo al que los dos llegaron sólo con sus miradas, clavaron sus ojos en su hijo.
— Está bien, Emilio. Si irte es lo que quieres, entonces te lo daré.
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— Estás jodiéndome , no puedes hacer ésto, Emilio, no puedes irte. — musitó con ira la pelinegra mientras intentaba convencer a su primo de no irse. — estás mandando todo a la mierda. No permitiré que lo hagas, no—
— Leidy, entiende que no tengo otra opción.
El rizado había llamado a Sánchez para darle la noticia de que al final del día se marcharía, ya tenía todo listo, su padre le había conseguido un buen departamento en el mejor sector del centro y estaba cerca de su empresa, su pasaje ya estaba en sus manos y sólo le faltaba despedirse de la pelinegra. De su grupo, sólo quiso despedirse de ella, ya que con Elyzabeth las cosas estaban horrendas, Eduardo, Nikolás y Ethan estaban concentrados en su extraño trio romántico y Joaquín... Bueno, él no se atrevía a ver al castaño.
