XI .- Capítulo

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Había transcurrido ya mas de dos semanas, Desde aquel acontecimiento no se hablaba mas. Shin aun estaba en cama y Daishinkan atendía sus deberes pero siempre estaba para cuidarlo, lo cual lo confundió pero lo dejo pasar. Cada día que pasaba era como una tortura para Shin, puesto que no dejaba pasar por su mente varios de los escenarios en la cual se vio involucrado y que varias personas habían Salido lastimado. Esa tarde pidió permiso a Daishinkan de ir a estar por un momento con su ancestro y kivito el no se negó y se ofreció de llevarlo , en el transcurso del viaje Shin sintió que Daishinkan lo veía y solo sonreía.

—¿Por qué me mira de esa manera, gran Sacerdote?–le preguntó Shin, y Daishinkan simplemente suspiro con resignación antes de hablar, no fue la respuesta que pensaba escuchar Shin pero si lo dejo pensando.

Cuando llego al planeta sagrado, Daishinkan se fue y Shin fue en dirección al templo, donde se encontraban Kivito, el viejo Ro y Whis. No estaba Bills lo cual lo entristeció y escuchó la conversión que lo preocupo y fue directo al palacio de Bills.

—El señor Bills, ha enfermado–Decía tranquilo Whis–Desconozco lo que tiene pero, de algo estoy seguro y es que Shin tiene algo que ver.

—¿Qué esta tratando de decir, Señor Whis–El viejo Ro lo viro un poco confundido–No estará insinuando que Shin haya hecho algo o si...Shin es la víctima de toda esta historia y usted lo sabe.

Kivito permaneció callado, pero había notado la presencia de Shin en el planeta y no dijo nada, ya que poco después se había ido. Shin por otro lado, llego al palacio de Bills. Fue a la habitación de el donde lo encontró en cama, tenía fiebre y no paraba de delirar palabras incoherentes levitó hasta hasta el y se inclino para darle un beso. Y luego se fue.

Shin había ido al planeta Tierra, a la casa de su mejor amiga Sunme. Ella se encontraba leyendo un libro en el patio de su casa, ella al verla acudió en el y lo abrazo.

—Shin, Me alegra verte–Le dijo con una sonrisa invitándolo a pasar para luego ir a preparar un té.

En el planeta de Bills, El ya estaba mejor ya no tenia fiebre y podía respirar con tranquilidad. Al abrir los ojos llevo su mano derecho a sus labios, había soñado que Shin vino y lo beso. Lo cual le parecía irreal pero se sentido feliz, y varias recuerdos del pasado llegaban a su mente como estrellas fugases que fueron perdiéndose al ver el vacío del cuarto donde se encontraba y esos sentimientos que había existido se perdían como efímeras ilusiones de las cuales ninguna podía hacerle sentir bien.

—Gracias Sunme–Agradeció Shin al tomar la taza que ella le había preparado.

—Me alegra verte nuevamente Shin–sonrió ella–¿A que se debe tu visita?–Sunme preguntó y Shin dejo la taza a un lado para sonreír con tristeza, lo cual noto Sunme y le preocupó.

En el palacio de Zeno-zama, Daishinkan atendía algunos pendientes mientras Zeno-zama jugaban pero luego se aburrieron, donde le preguntaron a Daishinkan donde estaba Shin que quería jugar con el. Mas el solo se limito a decir que fue a ver a sus amigos y ambos dioses pidieron que traiga a Shin y el tuvo que ir. Fue al planeta sagrado donde Shin le dijo que iría mas no lo encontró y supuso que fue a la tierra en su mejor amiga Sunme puesto que Shin siempre le hablaba de ella que eran amigos de hace 5 años. Llego a la casa de Sunme y se dispuso a tocar la puerta pero escucho una conversación que llamo su atención y se escabulló hasta llegar donde una ventana estaba abierta, vio a Shin y Sunme en la sala y solo escuchó lo que hablaban. Aunque hubiera sido preferible que no lo hubiera hecho.

—Anat me beso, fue hace unas semanas atrás en el viaje que Zeno-zama planeo–Decía y sus manos lo acomodaba sobre sus muslos–Te había contado hace unos años que Anat tenia sentimientos por mi, pero yo lo rechace ya que yo estaba enamorado de Bills...–Se detuvo y Sunme lo abrazo, por un momento hasta que se separó y pudo estar un poco tranquilo ....–Estoy en un lío Amoroso Sunme , no se que hacer.

Nadie Puede AyudarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora