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🌟 Capítulo 2: La chica del cabello de colores 🌟
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"¿Sabes qué es lo único seguro en esta vida?"

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El sábado llegó a las tranquilas playas de Alola y como era costumbre desde hace cinco años, Ash estaba ayudando al padre de Mallow, y a la propia chica, con su restaurante familiar. Había perdido la cuenta de cuantos fines de semana estuvo en el pequeño local, desperdiciando la combinación de un hermoso día con la primavera de los 20 años, como solía decirle siempre el dueño del local. 

Sin embargo, al azabache, no le importaba mucho «perder» el día. Pese a que había cambiado muchas cosas de su personalidad desde que llegó a Alola, su instinto de ayudar a otras personas nunca pudo irse, tanto para bien como para mal. Además, esto era una forma de retribuirle a la familia todo lo que hicieron por él cuando pisó por primera vez la ciudad y aún no tenía un lugar donde quedarse.

El local, a pesar de ser un lugar muy visitado por las personas, normalmente se mantenía en silencio, siendo usado por personas que venían a hacer su trabajo, algunos adultos mayores en busca de un sabor que les haga recordar los mejores momentos de su vida, estudiantes reunidos para hacer sus trabajos escolares o cualquier persona que quisiera relajarse. 

En general, el restaurante, era un lugar donde Ash podía estar tranquilo. Normalmente los únicos momentos donde el ruido podía sacarlo de su concentración era cuando sus amigos, como los de Mallow, venían y se reían a carcajadas por cualquier cosa mínima. Y pese a que seguía prefiriendo que se mantuvieran en silencio, su presencia no le molestaba en absoluto. Tal vez porque junto a ellos podía decirse a sí mismo que nada había cambiado desde aquella época en la que era entrenador, aunque siempre supo que eso no era así.

Liko aprovechó que Ash estaba tomando su descanso en una de las mesas apartadas del lugar, y que se le veía bastante concentrado en algo, para ordenarle a su pequeña Bounsweet que lo sorprendiera con un sorpresivo y débil Semilladora. Sin embargo, como solía pasar casi siempre, su amigo esquivó el ataque tan fácil que hacía pensar que podría tener un don mágico para sentir el peligro.

Lo cierto era que, debido a sus momentos como entrenador y a todo el tiempo que pasó entrenando junto a sus pokémon, aprendió a distinguir cuando uno de ellos se estaba preparando para un ataque por el débil ruido que salía de su cuerpo al acumular energía. Algo que era bastante útil, si se lo preguntaban.

Mallow: "Tu sentido arácnido es tan bueno como de costumbre"

Ash paró con lo que estaba haciendo y volvió a su trabajo siendo acompañado de su amiga peliverde. A decir verdad, hoy era una de esas mañanas en las que esperaba tener la menos interacción posible con otras personas. Ya tenía bastante con haberse prestado a un compromiso más tarde como para aguantar las constantes bombas de Mallow.

Mallow: "Estás siendo bastante aburrido hoy"

El azabache suspiró ante el comentario. Podría decirle fácilmente que no quería relacionarse con nadie el día de hoy, pero sabía que acabaría igual que siempre, con la chica persiguiendolo hasta que su humor cambiara o hasta que se forzara a responder a su conversación. Como quería estar tranquilo optó por hacer lo segundo.

Ash: "Tienes razón... Supongo que quiero terminar pronto con esto"

Se puso nuevamente el uniforme de mesero y comenzó a atender a los clientes con toda la amabilidad que pudo reunir. Hacer de mesero era, probablemente, la parte que más disfrutaba del trabajo ya que podía ver a personas que normalmente, en su día a día, no vería. Una vez, su amigo Cilan, le dijo que podía conocer muy bien a las personas de acuerdo a lo que ordenaban en un restaurante. En un principio no tomó muy en serio esas palabras pero ahora entendía que eran más reales de lo que imaginó.

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