Las páginas de la historia de nuestro país guardan con gran orgullo el relato de uno de los puertorriqueños más destacados de siglos pasados. El arecibeño Víctor Rojas, mezcla de negro con español, nació en 1832 y fue un marinero de gran fortaleza física y de ilimitado valor que supo arriesgar su vida por salvar la de su prójimo. El mar era su hábitat y se mantenía de la pesca. Rojas ha sido inmortalizado por las hazañas heroicas que le valieron el reconocimiento de las autoridades gubernamentales de la época.
Imagen Victor Rojas Cortesía del AGPR/ICP
El 18 de agosto de 1851 en ocasión del huracán San Agapito, salvó a los tripulantes del bote El Gran Canal que, a pesar del mal tiempo, desafiando los embates de la naturaleza, salió al mar, naufragando. Nuestro héroe, arriesgando su vida pudo salvarles de una muerte segura. En 1853 realizó una gesta similar cuando salvó a los tripulantes de la fragata inglesa James Power, acto por el cual recibió una medalla del gobierno inglés y el premio La Cruz de María Luisa del gobierno español.
En 1879 rescató a los esclavos africanos que eran transportados en el buque español El Adriano, el cual había naufragado. Recibió, además, la Cruz de Mérito Naval del gobierno español. Pero a pesar de todos sus actos de valentía y heroicidad, fue acusado y encarcelado por haber rifado un pescado, estando prohibidas las rifas. Al verse privado de su libertad, un hombre tan libre y activo como él, perdió la razón. Al salir de la cárcel enloquecido totalmente deambulaba por la ciudad y fue enviado al manicomio de San Juan donde falleció el 28 de marzo de 1888.
Al nadie reclamar su cuerpo, fue sepultado en una fosa común y hasta el día de hoy se desconoce el destino de sus restos. Luego de su muerte, lamentablemente le llegó tardíamente el indulto por el pueblo español. Parece irónico y extraño que nadie se haya podido encargar de dar una sepultura digna, con todos los honores merecidos a un ser que realizó tantas grandes y heroicas hazañas aún en riesgo de su propia vida. Realmente es inaudito. Posteriormente la Sociedad de Salvamentos de Náufragos de Madrid donó un busto de Víctor Rojas al Ayuntamiento de Arecibo y se levantó un monumento en su honor al nombrar al fuerte arecibeño Paseo Víctor Rojas. En 1929, inspirado en la vida del insigne e inolvidable héroe, el distinguido historiador y dramaturgo arecibeño José Limón de Arce, escribió y presentó la Zarzuela Almas y Olas, donde recrea la trayectoria heroica del gran Víctor Rojas cuya valentía y gallardía han transcendido a través del tiempo.