De momento me puedo ver en Mauro y puedo ver a mi papá en mí, clarito, clarito, clarito, porque a través de mis experiencias como niño, puedo más o menos sentir lo que Mauro está sintiendo, esa emoción, y yo no sabía lo que mi papá estaba sintiendo, pero veía sus acciones, sus emociones, y creo que me veo también un poco en esas sensaciones, en esas emociones que Papi posiblemente sentía cuando me llevaba al río"
Como si fuera un espejo, Hermes Croatto se ve en el amor que crece en su hijo Mauro por el contacto con la naturaleza y la música. Son sus mismas pasiones y a la vez, es la herencia que le dejó su padre, Tony Croatto (1940-2005). Hermes creció en el campo, distanciado del bullicio de la ciudad, donde el contacto humano se centraba en el núcleo formado por sus padres.
fue, básicamente, su amigo de juegos en las tardes, cuando estelarizaban luchas con espadas, y esas son memorias que se tornan presentes a través de la crianza de su hijo, sobre todo, durante la pandemia, cuando el tiempo de compartir se multiplicó.
"He sido su pana, su amigo de jangueo en este encierro", comparte el artista de la afinidad que tiene con el menor de ocho años, fruto de su matrimonio con Viviana Santana. "Somos panas, somos buddies, he sido su pana pandémico, y eso ha sido una oportunidad bien chula para unirnos más como padre e hijo. He sido muy privilegiado, porque tengo un hijo con un corazón increíble, un corazón noble, es una belleza de niño".
Mauro disfruta del campo, de los procesos de la siembra y se hace partícipe de estos cuidando de un huerto casero. Pero la mayor conexión con su papá se está madurando a partir de su naciente amor por los cuerpos de agua y por supuesto, la música.
"He tenido la oportunidad de incorporarlo más que nunca a mi vida, a lo que hago, a lo que me gusta, quizás también a esas cosas sencillas que yo hacía de niño, cuando todavía no había iPad, cuando todavía no había toda esta tecnología", expone Hermes Croatto.
"Algo tan sencillo como llevármelo al río. El primer día que lo llevé fue para que se mojara las manos, no fuimos preparados, y él solito me dijo, 'Papá, ¿aquí nos podemos meter?', '¿Aquí era donde te metías con Abi Tony?', y era verlo a él sin decirle nada, manifestándose en la naturaleza. Caminando, cayéndose, experimentando. No había miedo... y eso es bien chulo porque a través de la naturaleza, él empieza a desarrollar libertad, independencia, un gusto propio por las cosas".
Hermes Croatto no fue un niño deportista, contrario a Mauro, que es un vibrante jugador de soccer. A él lo cautivaron el mar, las olas, el surfeo. Su fascinación por adentrarse en el mar, para su fortuna, la ha vuelto a experimentar desde la paternidad.
"Me ves en los partidos de soccer, dándole ánimo y todo, pero toda la vida fui surfer, desde chiquito, y verlo a él cogiendo una ola, eso para mí fue 'Wow!'. Hice la celebración de proud dad ever. Eso me ha puesto a mí a volver a surfear", dice entusiasmado Hermes Croatto.
Tony Croatto fue un hombre ligado al campo, a la tierra. Al mar le tenía fobia, sin embargo, no le fomentó ese miedo al menor de sus tres hijos. "Siempre fui bien acuático y él me acompañaba, me veía, le encantaba que fuese así", recuerda.
El arte es parte del material genético de los Croatto. Mara es actriz, Alejandro es músico y Hermes Croatto es, igualmente, músico y cantautor. Es un talento natural que se ha revelado de formas distintas entre los hijos del italo-boricua y está tocando a la generación de los nietos. Actualmente Hermes y Mauro toman clases de guitarra, y cada uno se deja influenciar por los gustos musicales del otro.
"Él de momento me tiene escuchando a Shawn Mendes, Charlie Puth, al tipo le encanta Pink Floyd, Los Beatles, porque esos se lo presento yo. 'Mauro, escúchate esto', y hasta conversamos de eso, es bien chulo", detalla el cantante de "Borikén".
La muerte de Tony Croatto ocurrió cuando Hermes Croatto tenía 23 años. Para entonces, la paternidad no era una prioridad para él, pero con el paso del tiempo, aprendió a atesorar mucho más lo vivido con su progenitor. "Y cuando Mauro llega, 'Yo digo, esta es mi herencia, estas son las cosas que mi papá hacía conmigo', pero algo bien chulo es que mi papá me dejaba ser yo, me dejaba tomar mis propias decisiones, aunque él supiera que esas decisiones iban a ser nefastas para mí, él me dejaba tomarlas y me dejaba pelarme las rodillas. Y lo mismo he sido yo y tuve la bendición de que el tipo vino con un chip Croatto que le encanta (lo mismo que a mí)".
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Celebrar el Día de los Padres no es necesariamente una tradición en la casa de este artista, que por el pasado año convirtió su nido familiar, en escenario para conciertos y estudio de composición y grabación. Él prefiere gozarse la paternidad con las sorpresas que le regala el día a día.
Hasta ahora, lo más que le satisface a Hermes Croatto en su rol de padre es poder fortalecer en su hijo aquello que reconoce como sus debilidades. "Yo no soy muy detallista con Viviana, debería serlo más. Yo debería comprarle más flores sin ningún motivo, y yo le he enseñado a Mauro a siempre llevarle una flor a Viviana. Mauro ve una flor y la arranca y se la lleva a Viviana. Lo que son posiblemente mis faltas, mis errores, donde posiblemente me caigo, lo que tengo que mejorar, procuro fortalecerlo en mi hijo. Cosas que quizás de momento sentí que tuve una inseguridad, en mi hijo convertirlo en una seguridad. Eso es lo más que en realidad quiero fomentar en él".
Actualmente el cantautor Hermes Croatto trabaja en la grabación de un álbum inédito de la mano de un productor cuya identidad aún se reserva para alimentar la expectativa. Adelanta que será un proyecto creado sin prisa, sincero, al que le está dedicando el tiempo que no le ocuparon sus discos anteriores, y es que, por primera vez, está adentrado por completo a la música. "Estoy haciendo un disco muy íntimo, de cosas muy íntimas que posiblemente no he hablado ni con mi esposa, así que ha sido una bendición en muchos aspectos".
Las clases de guitarra que toma con su pequeño de luminosos ojos azules son parte de su nueva etapa de creación artística; en la que continúa innovando el folclor sin perder la esencia que representa su apellido.