"Thaloria: El Joyero de la Vía Láctea"
Se alzaba un planeta con una vasta extensión árida y desértica, pero su superficie ocultaba el bullicioso epicentro de actividades comerciales intergalácticas. En este remoto confín de la galaxia, seres de todos los rincones convergían para llevar a cabo transacciones complejas y pactos comerciales que involucraran recursos invaluables y tecnología de vanguardia.
Las tierras áridas de Thaloria, a primera vista inhóspitas, escondían una sorprendente diversidad de criaturas alienígenas y flora exótica, algunas de las cuales son altamente codiciadas en el mercado galáctico. Quienes llegaban a Thaloria se veían sumergidos en un mundo vibrante y multicultural, donde las estrechas calle y los mercados bulliciosos rebosaban de seres con formas y tamaños inimaginables, todos en busca de oportunidades comerciales.
— Thaloria parece ser igual de frenético que siempre — comenté mientras observaba desde mi posición, en lo que estacionaba la nave sobre una plataforma del planeta.
Brakthar, quien había regresado del Plexus para unirse a la sala de control, esbozó una sonrisa y añadió con un deje de sarcasmo: — Oh, sí. ¿Recuerdas, Korg, aquella vez en la que intentamos negociar con aquel extraterrestre de ocho brazos en Thaloria? —
— ¡Ah, esa vez! —exclamó Korg, nervioso y visiblemente avergonzado.— Cuando aquel astuto mercader intentaba vendernos cristales falsos como joyas cósmicas y yo terminé tropezando, derramando mi bebida sobre los cristales, que se fundieron como cera caliente.
A pesar de su reputación como un centro comercial próspero, también es un lugar donde las sombras y la traición acechan en cada esquina. Las manipulaciones políticas y los juegos de poder son moneda corriente en este mundo, y la habilidad para tejer mentiras más elaboradas que los enemigos es crucial en este peligroso juego sin retorno. Los habitantes de Thaloria, son conocidos por su astucia y capacidad para el engaño.
— De no ser por tu torpeza, hubiéramos comprado los cristales sin pensar. — su voz gutural resonando con una ira casi incontrolable— ¡Ni siquiera puedo expresar lo enojado y molesto que estoy con ese tipo!
— ¡Sí, fue todo un desastre! —Korg murmuró sus palabras cargadas de desprecio hacia el mercader mentiroso— Y se atrevió a decir que destruimos sus joyas cósmicas falsas. Por poco y las fuerzas policiales no nos permiten volver a este planeta.
Con la nave inmóvil en la metálica plataforma de Thaloria, tendríamos la oportunidad de reparar y restaurar los sistemas esenciales que habían quedado inutilizados. Nuestra principal misión era reunir el material necesario para reparar los daños externos de la nave, así como perfeccionar algunos aspectos menores en su interior. También debíamos recuperar la energía que habíamos perdido debido a la infiltración del Sonda-hack en nuestro sistema.
—¡Listos, equipo! —anuncié con determinación, reuniendo a mi equipo después de ceder el control de la nave.— Necesitamos reparar nuestra nave y recuperar la energía perdida.
Aizza tomó la palabra con convicción. —Me encargaré de reparar los sistemas dañados y optimizar la energía de la nave, esa que se desvaneció durante el despegue y se desgastó en medio de la batalla para mantener nuestros escudos intactos —
Harlox respondió, su voz resonando en el espacio metálico de la sala de reuniones. — Entonces, conectaré la nave a la plataforma de recarga para restaurar nuestra energía. Además, con los nanobots desplegados por todo el exterior e interior de la nave hare las reparaciones necesarias. —
Brakthar se sumó con su característica seriedad — Yo, me ocuparé de ajustar los cables que se conectan al plexus. —Su voz ruda y su mirada implacable continuaron— Mantendré las armas y los cañones cargados y en perfecto funcionamiento.—
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El Enigma del Espacio
RomanceEn los confines insondables del universo, emergieron dos líderes cuyas antipatías destilaban un odio tan ardiente como las estrellas que los rodeaban: Evadne Thorne y el príncipe alienígena Draktharos de Zyphronia. Como chispas de desesperación en...