Capítulo 17

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—Eres tan predecible, ¿sabes? —le espeté, mi voz llevando consigo un sarcasmo que flotaba en el espacio entre nosotros—. ¿Tan aburrido estás que necesitas recurrir a entretenimientos tan mundanos?

—No eres en absoluto ordinaria, Evad. —Su voz dejó caer mi nombre como un susurro melódico escapando de sus labios violetas.

Resoplé exasperada, negándome a embellecerme con sus coqueteos. Me erguí y me dirigí hacia la ventana, observando nuestra primera prueba en la ruta Ecos. El Portal de Centelleo Espectral estaba a solo un par de distancias de llegar; en este punto, se decidiría la eficacia de nuestro plan y si el dispositivo estaba dispuesto a cooperar.

Dudaba que el artefacto estuviera lo suficientemente pulido para su uso, aunque había avanzado considerablemente en las últimas horas. Este sería nuestro último recurso, la clave para salir indemnes de esta situación, con suerte, en una nave casi intacta.

Aún nos quedaba un largo camino por recorrer antes de devolver a la princesa a los brazos de su padre. Claro, ninguno tan complejo y peligroso como el que estábamos a punto de enfrentar.

Lastimosamente no había marcha atrás. A partir de este punto, las cosas se pondrían agitadas. Tomé una bocanada de aire. No sentía miedo ni terror, al menos no del todo. Más bien, la ansiedad bullía en mí ante la incertidumbre de lo que nos aguardaba.

—¿Crees que saldremos ilesos de esto? —inquirí, permitiendo que la vulnerabilidad fluyera sin restricciones a través de mi voz.

—Eres la razón por la que estamos atrapados aquí —replicó, su mano hallando refugio en mi hombro con un gesto de apoyo, momentáneamente desviándose de su habitual propensión a irritarme—. Desde que estamos en esto, he de admitir que entre todas las ideas locas que has soltado, hemos salido sin un rasguño. Tu tripulación te sigue a ciegas; no cuestionan tus movimientos porque saben que eres una líder fuerte y astuta.

—Incluso tú, siendo un extraterrestre excesivamente fuerte, sabes que aventurarse por ahí es una completa locura.

—Afortunadamente, posees una buena dosis de eso —fruncí el ceño, apartando su mano con un gesto brusco cuando intentó acariciar mi cabeza. Él, imperturbable, simplemente sonrió— En esta galaxia llena de desafíos, has demostrado, siendo una criatura aparentemente vulnerable, que nadie debería subestimar tu fortaleza; Pronto me coronarán rey, y aquí me tienes —Hizo una pausa dramática, sus ojos explorando los míos, mientras el peso del silencio dejaba entrever capas de emociones no expresadas.—, con mi destino pendiendo de un hilo sostenido por una mercenaria audaz y su pequeño escuadrón al borde de desafiar los límites, siguiendo un camino que pocos se animaron a recorrer. De entre los valientes que lo intentaron, ninguno salió ileso.

Me sumergí en la gravedad de sus palabras. ¿Habíamos calculado correctamente los riesgos? ¿O estábamos bailando al filo de la navaja, con la esperanza como única cuerda de seguridad?

—¿Y qué ganas con todo esto?

Su risa resonó en la sala, llena de confianza y cierta arrogancia.—En el mejor de los casos, convencerte de ser mi reina —Elevó y descendió sus cejas de manera sugerente y juguetona, provocándome una pequeña sonrisa y un rollo de ojos casi involuntario.

Curiosa, pregunté —Y en el peor...

—En el peor, no existe. —Su respuesta fue enigmática, su mirada me hizo dudar si estaba esquivando la pregunta o si realmente había algo más oculto entre líneas.

—¿Qué quieres decir? —insistí, esperando una respuesta más clara.

—Decidí que voy a conquistar tu corazón. —Sus palabras resonaron en la habitación, cargadas de determinación y una cierta dosis de peligro.— Y lo liberaré de la prisión que tú misma formaste sobre él.

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⏰ Última actualización: Oct 01 ⏰

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