Capítulo 12

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Catorce horas estelares después, nos encontrábamos cerca del punto de encuentro acordado. A través de la ventana, pude apreciar que la nave estaba en mejor forma de lo que recordaba de la última vez. Los chicos habían hecho un trabajo excepcional; apenas mostraba señales de la brutal batalla que había tenido lugar solo un día atrás. Claro, todavía se notaban algunos arañazos y abolladuras, probablemente resultado de los violentos temblores causados por la bestia en Thaloria. Supuse que algunas vigas habían chocado contra la nave o, al intentar esquivar el cuerpo serpenteante del gusano, la nave había colisionado con algo sólido.

—Toma.

Él me tendió el traje con una mirada imperturbable, como si llevarlo fuera la cosa más natural del mundo. Para él, ese traje era solo un conjunto de materiales y circuitos, pero para mí, era mi salvación, mi única oportunidad de sobrevivir en el cruel y desolado vacío del espacio exterior. ¿Cómo podían los alienígenas soportar con tanta indiferencia la hostilidad del espacio, mientras nosotros, los terrícolas, luchábamos desesperadamente por cada bocanada de aire?

En lugar de preocuparme por eso, me concentré en la visión del traje que Draktharos me ofrecía, su forma extraña y los misteriosos resplandores que emitían sus contornos eran hipnotizantes. Era una pieza de tecnología alienígena que parecía más un organismo vivo que una prenda de vestir.

—¿Cómo sé que esto funcionará para mí? —pregunté, sintiendo la necesidad de alguna garantía.

Draktharos emitió un sonido gutural que parecía ser su versión de una risa.

—Tengo un equipo de ingenieros altamente capacitados. Este traje se adaptará a ti y a tus necesidades. No te decepcionará.

—Supongo que no puedo negar eso, pero ¿es necesario que tenga este aspecto tan espeluznante? —pregunté, expresando mis dudas.

Draktharos hizo una pausa, como si estuviera considerando mi preocupación.

—¿Cómo son los trajes que sueles usar, Evadne?

—Por lo general, son mucho más ligeros, cómodos y parecen más a un traje normal que esto

No quería sonar obsesionada con la moda, y, en realidad, la moda no era mi prioridad; lo que me preocupaba era la comodidad. Sinceramente, a pesar de que este traje se ajustaba perfectamente a mi cuerpo, se sentía tan pesado que temía que mis extremidades comenzaran a doler por el esfuerzo en poco tiempo.

—No puedo imaginar un traje así. Los que venden en los mercados son incluso peores que el que te ofrezco.

—Nunca mencioné que mis trajes fueran comprados.

Él frunció ligeramente las cejas, intrigado por mi comentario.

—¿Entonces, cómo obtienes tus trajes, Evadne?

—Son creaciones propias —repliqué con un toque de orgullo en mi voz—. Diseñados y confeccionados por mí misma. Están hechos para ser funcionales y estilosos al mismo tiempo.

—Vaya, eso no lo sabía —admitió.

—Hay muchas cosas que desconoces sobre mí. —Mi mirada se encontró con la suya, y una extraña sensación de conexión surgió entre nosotros. 

—Tal vez deberíamos conocernos mejor — continuó él, dando un paso más cerca, sus ojos brillaban con curiosidad y un atisbo de emoción—. Me encantaría ver esos trajes tuyos.

Intenté mantener mi distancia emocional, consciente de que esta atracción no podía ser ignorada. Pero mis pensamientos se enredaron en la telaraña de la atracción que había surgido entre nosotros, y luchaba por ocultar mi vulnerabilidad.

El Enigma del EspacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora