Fisura

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Lo primero que siente al despertar es una cálida mano que aprieta la base de su oreja con una familiaridad que le resulta tranquilizante.

Bosteza, lánguidamente y sin muchas ganas de abrir los ojos, pero cuando lo consigue, lo primero que observa es el rostro sereno de Hannibal Lecter. A primera instancia sonríe, pero después de unos segundos, sus cejas se fruncen y su mandíbula se tensa. Todo su semblante cambia por completo, mostrándose inconforme con la primera imagen del día.

—Aún estoy molesto contigo. — informa a primeras.

Aquello hace que el mayor sonría.

—Buenos días para ti también.

Su acento parece más pesado en las mañanas, tal vez es solo su imaginación, o el efecto de que su voz esta ronca debido a que acaba de despertar. Sea la razón que sea, Will se remueve entre los brazos del doctor cuando se percata de que este ha logrado arroparlo con su propio cuerpo durante la noche.

—El hecho de que te perdone no quiere decir que he olvidado lo que hiciste.

Nota como su compañero le deja ir, pues parece que Hannibal no quiere sortear su suerte cuando se trata de Will sintiéndose molesto. Él sabe muy bien cómo luce cuando está molesto: toda una fiera.

—Está bien, seré paciente contigo.

—¿Qué hora es? — pregunta con la clara intención de cambiar la conversación.

—Son las siete con cuarenta y tres.

—Qué especifico.

—Tú fuiste quien solicitó la hora.

Will quiere bufar, pero aún le duele el moverse, y no puede hacer mucho con su pie siendo elevado por un par de almohadas que han formado una torrecilla alta. Lecter ha hecho eso; le ha dicho que eso es lo correcto, y que debe mantenerse así durante todo su reposo o de lo contrario tardará aún más en recuperarse.

También sigue conectado a esa curiosa bolsita transparente, pero ya no se siente tan adormilado como ayer. Supone que ha cambiado la medicación, y esa es la razón por la cual ha empezado a percibir un poco de molestia en la zona; no dolor, solo una molestia leve.

—¿Cuánto tiempo estaré en cama? — resopla, pensando que su suerte no podía ser peor; primero la muñeca, ahora su pie.

A este paso, reencontrarse con la manada sería prácticamente imposible.

—Me temo que esta vez no puedo estimar una fecha. No sé si está roto, lo ideal sería hacer una radiografía para saber qué tipo de tratamiento seguir.

¿Radiografía? Creyó que tal vez en algún momento escuchó a su madre mencionarlo debido a un programa de televisión, pero hasta donde sabía, aquellas imágenes solo podían ser tomadas dentro de un hospital. Y él jamás podría entrar a un hospital.

—¿Y tú puedes hacerlo? — cuestionó en su genuina inocencia, pensando que Hannibal era capaz de hacer muchas cosas gracias a su estatus, educación, y su dinero, claro.

Aquel hombre era rico, no había duda de ello. De hecho, decir que Hannibal era rico era como decir que el cielo era infinito. Bastaba con mirar su hogar para saber que el hombre poseía más dinero del que cualquiera pudiera imaginar.

—No, me temo que no. Se requiere de equipo específico y de una especialista en el área para poder tomar la imagen.

—Oh... — sí, oh. Eso se traducía a que estaría en cama por quien sabe cuánto tiempo solo porque no había forma de que él pudiera ir a un hospital para poder tomarse la bendita radiografía y saber si su pie estaba roto o no. Will incluyó "No poder ir al hospital" en su lista de cosas que odiaba al ser un híbrido.

Golden Days | HannigramDonde viven las historias. Descúbrelo ahora