DESTINO - Jake Bottom

C19: mejoras (2M)

Norm

Logre que Jake se relajara un poco dejándome velar por su sueño.

Algo muy extraño ya que desde que nos conocimos solo me ha permitido hacerlo una vez y fue solo después de que lo atrapé una noche en donde se despertó alterado, ese día sudaba mucho y su cuerpo temblaba.

Solo esa noche me dejó que cuidara de su sueño, me dejó acurrucarlo en mi pecho mientras le tarareaba la canción de mi abuela.

Pero ahora estaba ahí, más rígido, aún a la defensiva pero se dejaba calmar.

Cuando levanté mi mirada encontré la de la doctora Grace, me miraba esperanzada, dando un pequeño paso dejandome entender que quería acercarse.

Pero no podía permitirlo, al menos no ahora... Jake no se ha abierto con nadie más, así que ahora yo debo cuidarlo.

De la misma manera en la que él me cuida, con esa actitud reacia con los demás pero con cuidados hacia mi.

Así que negué con la mirada notando como ella se desánimo aceptando la actual posición.

Pasamos la noche ahí, mientras yo volvía a arrullar a Jake, quien ahora se aferraba a mi cuerpo.

Cuando la mañana llegó, Jake fue el primero en despertar y que mejor que hacer para él en la mañana, me acurrucó en sus brazos y empezó a hablarme.

—el capitán dijo que me volví débil... —mencióno jugando con mi cabello.

—se equivoco, tu eres muy fuerte —le recordé para que me mirara con sus ojos ligeramente más abiertos para luego sonreír y negar con la cabeza.

—vi a... mi "hermano" —bufó con ironía frunciendo el ceño.

—¿que dijo?

—que nunca seré un científico... sonó a coro con su madre.

—yo creo que serás un gran científico, no lo dudo —. Le recordé acariciando su mejilla logrando que aligerada su mirada.

Se bien que no tiene una buena relación con su familia, haber estado intentando que me hablara de ellos me hizo entenderlo.

Siempre que preguntaba fruncía el ceño y me cambiaba de tema o algunas veces hablaba superficialmente, pero presionando sus uñas contra sus piernas hasta llegar a lastimarse.

Muchas veces tuve que escabullirme mientras dormia para curar sus heridas... y claro... notar esas cicatrices en su piel.

No quise preguntar, pero entendí porque siempre se alejaba de la mirada de cualquiera al cambiarse o usaba esas poleras largas para que no se viera nada de su cuerpo.

Alguna vez incluso lo ví llorar mientras dormía, aunque no pude cuidarle esa noche, no después de que casi me caigo con la silla de ruedas y me descubre en su habitación.

—los idiotas te agradecen —mencionó con resignación y una sonrisa burlona.

—¿y eso?

—te agradecen... por quedarte... a mi lado... —apenas consiguió terminar de hablar me miró con pequeñas lágrimas en el borde de sus ojos— como yo agradezco... que te quedarás.