Krest es un niño de tres años de naturaleza vivaz, inquieto y con una imaginación nutrida, que se considera a sí mismo un Caballero de Athena que lucha por el amor y la justicia.
Su única preocupación es jugar con sus hermanos, comer chocolates, do...
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Todo Paballedo debía aprovechar la oportunidad cuando ésta llegaba a las puertas de su Templo y en cuanto Milo dijo de cocinar, nuestro Patito tuvo clara su misión.
Muy clara. Requete clara.
Debía ofrecerse a ayudar a Patotas y cuando éste se descuidara, echarle la salsa en su plato de comida y...
¡Ya tá!
Por eso fue a su habitación con el pretexto de cambiarse las ropas. Papá entendería su motivación, pues era tanisopopótamo [1] con eso de mancharse, como el propio Krest.
La puerta se abrió mientras buscaba el lado bueno de su camisa. Su hermano Écarlate exhaló con fuerza y se puso a su lado, cruzado de brazos.
—Pensé que éramos aliados con eso de sacar a patadas a Milo...
El tono acusatorio detuvo cualquier movimiento del azabache. Éste arqueó una ceja y frunció los labios con su camisita entre las manos.
—¿«Ahoda» sí? Antes me «tlaicionaste».
—¿Cuándo lo hice? —jadeó el pelirrojo.
—«Puando» papá dijo que era su novio. ¡Tú lo defendiste!
Écarlate se rascó la nuca y resopló.
—Fue un error, no volverá a pasar.
—No te «cleo» —acusó con los ojos entornados mientras buscaba la etiqueta.
Papá dijo que la etiqueta le indicaría el lado bueno y el malo para no ponerse su camisa al revés.
—¿No lo viste? ¡Me quitó mi salchicha! Después le contó a papá lo del vino. ¡Por su culpa me castigaron!
El Patito arqueó una ceja y se cruzó de brazos. Al menos lo intentó porque el abrazo de momia volvió a aparecer.
—Fue tu «pulca». ¿«Pa'» qué le dices "papá Milo"?
—Porque pensé que era otra clase de persona —rumió ofuscado—. Ahora debemos unirnos y sacarlo a patadas de aquí.
—Yo ya tengo un plan —dijo convencido, succionándose el pulgar.
En automático, Écarlate le quitó el dedo de la boca, siguiendo las enseñanzas de Papá. El Patito resopló y puso boca de pato.
—¿Cuál es tu plan?
—«Hadé alégico» a Milo —aseguró categórico.
—Harás al...érgico... a Milo? —repitió el otro para asegurarse.
—Chi.
—¿Para qué?
—Así cuando MIlo se acerque a Papá, se «pondlá» mal e irá al «hostital».