∆ Lirio de Fuego ∆

Capítulo 7: Haciendo eco de la violencia

Izuku no podía moverse y cuando abrió los ojos, no vio nada más que oscuridad. Un foco lo iluminó a él y solo a él, y mientras miraba a su alrededor, su mente lentamente unió las piezas que describían su situación. Estaba atrapado, colgado en el centro de una vasta red, su cuerpo atrapado en seda de araña. Tiró de las ataduras, pero no cedieron.

Entrecerró los ojos, buscando formas en la oscuridad, pero era demasiado densa.

Izuku tragó saliva.

-¿H-Hola?- Él gritó.- ¿Hay alguien ahí fuera?

-Oh, estás despierto.- Escuchó una voz decir. El vacío cambió y una forma se materializó ante él.

Katsuki.

Parecía diferente de alguna manera, pero Izuku no podía discernir por qué.

-Kacchan, ¿qué está pasando?

Katsuki se encogió de hombros y se acercó.

-Tu invitación es tal como la mía.

Izuku frunció el ceño, mirando a su alrededor en vano.

-¿Dónde estamos?

-Si lo supiera, te lo diría.

-Bueno, ¿puedes ayudarme aquí?- Preguntó, retorciéndose contra sus ataduras.

-Seguro.- Respondió.- Es por eso que estoy aquí. Aunque probablemente me llevará un tiempo.

-Está bien.- Dijo Izuku, suspirando. y luego miró su cuerpo y jadeó.

¿Siempre estuvo desnudo?

¿Y los lazos siempre fueron... así?

Tal como estaban las cosas, la seda de araña no estaba envuelta a su alrededor como un capullo, sino más bien en una extraña y compleja red de nudos que dejaban gran parte de su piel expuesta.

-E-espera.- chilló Izuku, con la cara ardiendo.

-¿Qué?

-No me di cuenta... q-que yo estaba...

Katsuki puso los ojos en blanco.

-Mira, ¿quieres que te desate o no?

Izuku se quejó, su sonrojo solo se intensificó mientras asentía de mala gana. Con eso, Katsuki se puso a trabajar, comenzando primero con su brazo derecho y subiendo desde su mano. La respiración de Izuku se detuvo ante la sensación de sus dedos rozando su piel, sumergiéndose debajo de las cuerdas para probar su tensión. Los ojos de Izuku se movieron alrededor, mirando todo menos a Katsuki.

-¿Me pusiste aquí?

Por el rabillo del ojo, Izuku lo vio negar con la cabeza.

-Creo que siempre has estado aquí.

-Oh...- Izuku frunció el ceño.- ¿Qué significa eso?

Katsuki exhaló, metiendo sus garras en uno de los nudos y masajeándolo con cuidado para soltarlo.

-¿Quién sabe?- Él dijo.- Sin embargo, parece que hay muchos otros en el mismo barco.

-¿En serio?

Katsuki gruñó una vaga afirmación.

-Creo que eres uno de los más afortunados. Hay una pareja cuyos lazos no son tan malos, pero hay muchos más que están mucho peores.- Él dijo.- A veces es tan malo que ni siquiera puedes verlos.

Las cejas de Izuku se juntaron.

-¿No podemos ayudarlos?

Katsuki tarareó.