Extra II

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Shinsou prefirió llamarlo pesadilla. Le hizo las cosas más fáciles, menos complicadas. Significaba que no tenía que insistir en ello, no tenía que pensar en lo que significaría si fuera algo más. Y entonces fue un mal sueño. Una pesadilla. Eso es todo lo que había que hacer.

Sin embargo, eso no hizo que sucediera menos.

******

Shinsou abrió los ojos ante una escena familiar. Estaba tendido en el suelo en el callejón, la bota del demonio aplastando su cara contra el asfalto. Desde donde yacía, podía ver los zapatos de Izuku, girados hacia adentro mientras intentaba en vano alejar a Katsuki.

–¡Kacchan, por favor! ¡Vas a matarlo!

–No voy a matarlo. Solo le estoy enseñando que sus acciones tienen consecuencias. Tiene que aprender de alguna manera.

–¡Bueno, así no!– Gritó.– Por favor. Así no.

Con un suspiro exasperado, Katsuki le quitó la bota de la cabeza a Shinsou y pudo sentarse. Retrocedió hasta que ya no pudo más y se sentó contra la pared. Cuando levantó la vista, el demonio estaba tocando a Izuku nuevamente. Grandes manos lo sostenían allí, una en su cintura y la otra en la parte posterior de su cuello mientras permanecía allí, intercambiando palabras suaves y privadas con él. Fue sorprendentemente íntimo, casi tierno.

Esa furia ardiente volvió a cobrar vida dentro de él.

–Quítale tus sucias manos de encima.– gruñó. Y estaba a punto de levantarse, a punto de atacar al bastardo otra vez, pero por alguna razón, su cuerpo simplemente no se movía.

Estaba paralizado.

Katsuki se giró y lo miró, su expresión era similar a la de un padre decepcionado.

–¿Sigues aquí? Joder.

Intentó levantarse de nuevo, luchando contra su parálisis, pero fue inútil.

–No dejaré que lo toques.

Katsuki resopló.

–Supongo que es bueno que no necesite tu maldito permiso.

Dio un paso hacia Izuku de nuevo.

–Ey..-

–No, ¿sabes qué? Creo que es hora de que aprendas cuál es tu lugar, Ambien.– Katsuki lo agarró del brazo y lo acercó. Vio a Izuku ponerse rojo mientras el demonio lo rodeaba con sus brazos, sosteniéndolo contra su cuerpo. Luego se inclinó y el tiempo pareció ralentizarse a medida que se acercaba a los labios de Izuku.

–¡Detente!

Pero fue demasiado tarde. Katsuki lo estaba besando.

–¡Para!– Repitió, su rostro calentándose mientras estaba sentado allí, incapaz de hacer nada más que mirar. Los ojos de Izuku estaban cerrados. No lo estaba alejando. ¿Por qué diablos no lo estaba alejando?

El demonio rompió el beso un momento después, pero todavía estaban mirándose el uno al otro. Izuku miró a Katsuki con ojos nublados y labios entreabiertos, como si hubiera olvidado que Shinsou estaba allí.

Tragó, con la garganta un poco apretada y el estómago revuelto por la inquietud.

–E-Empujalo.– dijo, demasiado tembloroso para su gusto. Finalmente, Izuku lo miró.– ¿Por qué le dejas hacer esto?

Izuku parpadeó como un búho, como si la pregunta en sí fuera absurda.

–¿Porque quiero?

–¿Qué?

∆ Lirio de Fuego ∆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora