Capítulo 18: Ladrones de cuerpos

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Izuku se despertó con el sonido de un pitido constante y un dolor punzante dentro de su cabeza. Abrió los ojos confuso, sólo para volver a cerrarlos, haciendo una mueca ante la luz brillante.

-¿Deku?

Izuku entrecerró los ojos mientras se adaptaban, y cuando se giró, encontró a Katsuki sentado junto a su cama, pálido y cansado.

-Kacchan- dijo con voz ronca. Se apoyó sobre los codos y se puso en posición vertical.- ¿Qué pasó?

Katsuki soltó una risa triste.

-Joder, nerd. Quiero decir...- Se pasó una mano por el pelo.- Dímelo tú. Las enfermeras asumieron que hubo otro ataque... Debiste haber visto sus caras cuando les dije que te despertaste así. Lo que me recuerda...- Extendió la mano y presionó un botón en la pared, presumiblemente para alertarles de que estaba despierto.

Las cejas de Izuku se juntaron.

-¿Desperté como qué...?

-¿No lo recuerdas?- Levantó una ceja y luego sus ojos se dirigieron hacia abajo. Izuku siguió la trayectoria de su mirada hasta que se posó en su mano derecha, que actualmente estaba equipada con un fino guante negro sin dedos. Izuku extendió la mano para quitarlo. Katsuki lo agarró de la muñeca antes de que pudiera.

En ese momento, entró el médico.

-Ah, Sr. Midoriya.- Ella dijo.- Me alegro de verte despierto.

-Sí, mmm.- Miró su mano.- ¿Qué pasó, exactamente?

-Ah.- Ella asintió, cogió un par de guantes de vinilo de una caja montada en la pared y se los puso antes de volverse hacia él de nuevo.- Ahora, debo advertirte que te abstengas de tocarlo, ¿de acuerdo?

Él asintió con la cabeza y ella procedió a quitarse el guante con cuidado.

Se quedó boquiabierto.

Porque allí, en su mano, había lo que parecía ser una cicatriz de algún tipo, pero no era una cicatriz normal. Serpenteando de adelante hacia atrás había múltiples impresiones parecidas a venas en su piel, más parecidas a una quemadura química que a cualquier tipo de corte real.

Pero lo más alarmante fue el color.

Blanca, como la nieve fresca.

El recuerdo de su sueño volvió a aparecer en ese momento, justo cuando el médico volvía a ponerse el guante.

-No estamos seguros de si tocarlo podría ser peligroso, pero pensamos que era una preocupación razonable, dada la naturaleza de la lesión.- Se quitó los guantes y los descartó.- ¿Cómo te sientes, de todos modos?

-Estoy bien.- Respondió.- Solo me duele un poco la cabeza, pero...- Se detuvo, con los ojos todavía fijos en su mano.

-Bueno, si quieres, podemos darte algo para ese dolor de cabeza. Aunque diré, considerando lo que has pasado, que ser tu único síntoma es bastante increíble.

-...Ya veo.

Después de un momento, el médico suspiró, sacó una silla con ruedas y se sentó.

-Sr. Midoriya... No estoy segura de cómo, pero parece que has estado expuesto a una fuerte dosis de...-

-¿Luz divina?- Terminó Izuku, levantando la vista para encontrarse con los ojos de la doctora.

-Correcto.- Ella dijo.- El término técnico es radiación angelical, pero sí, luz divina.

Izuku volvió a mirar su mano, parpadeando lentamente, tratando de procesarla.

La doctora se aclaró la garganta.

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