Capítulo 3: Elige tus batallas

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-Lo siento, All Might, no lo hice..-

-No.- Sacudió la cabeza. -No, soy yo quien debería disculparse. Como tu mentor, es mi deber enseñarte lo que necesitas saber para estar seguro. No te proporcioné la información adecuada y eso es un error de mi parte, no de ti.- All Might suspiró, recostándose en su sillón.

Eran alrededor de las siete de la tarde, e Izuku estaba retorciendo sus muñecas, mirando el piso de madera del estudio de All Might.

-Honestamente, no esperaba que te volvieras a encontrar con él tan pronto.- All Might murmuró tímidamente.

-Para mí también fue una sorpresa...- Se detuvo.

-Bueno- continuó All Might. -Supongo que todo lo que puedo decir es... tenemos suerte de que no haya pasado nada malo.

Izuku asintió en silencio, con los ojos todavía fijos en sus pies.

Pasó el tiempo y durante un rato ninguno de los dos habló.

All Might fue el primero en romper el silencio.

-Cachorro- aplaudió. -Creo que es hora de un poco de "Demons 101". ¿No estás de acuerdo?

La cabeza de Izuku se levantó de golpe.

-Espera, ¿en serio?- Chilló, agitando las manos sin sentido. -Quiero decir, ¿estás seguro? ¿No podrías meterte en, uhm, algún problema bastante importante por eso?

-Tienes razón, pero...- All Might sonrió suavemente y miró hacia otro lado. -Ya te he puesto en peligro innecesario al ocultar información.- Volvió a mirarlo a los ojos. -Si arriesgarme a recibir una carta fuertemente redactada del Consejo es lo que necesito hacer para protegerte, entonces estoy más que feliz de correr ese riesgo.

Izuku le devolvió la mirada durante unos segundos, con el ceño fruncido por la preocupación. Finalmente, cedió.

-Si estás seguro...- Dijo, luego sonrió. -Gracias, All Might.

Después de un momento de silencio, All Might se puso de pie e Izuku observó mientras se dirigía hacia el otro extremo de la habitación, abriendo la puerta del armario. Desde allí, agarró y sacó una gran pizarra, haciendo una mueca por el crujido de las ruedas. -Lo lamento.- Él dijo. Izuku negó con la cabeza.

Una vez que tuvo el tablero donde quería, All Might suspiró.

-Está bien- dijo, tomando un trozo de tiza, antes de detenerse nuevamente para pensar. -Supongo que lo primero que debes saber es esto: los demonios vienen en diferentes tipos, pero independientemente de la variedad, hay cuatro habilidades innatas que todos comparten.- All Might hizo una lista numerada en la pizarra y continuó escribiendo mientras hablaba.

-El primero- dijo.- es su toque corruptor, como estoy seguro de que sabes; es por eso que necesitamos una barrera.- Hizo una pausa por un momento y luego continuó.- En segundo lugar está la criptospección insidiosa. Tercero: la capacidad de alimentarse de emociones pecaminosas. Finalmente, cuarto: una mirada levemente hipnótica, al menos para los demonios de nivel inferior.- Se giró y miró a Izuku.- ¿Alguna pregunta?

-...¿Puedo escribir esto?

-¡Oh! ¡Sí, claro!- All Might respondió, riendo levemente. -Ve siempre derecho. Sé que hay mucho que asimilar.

Izuku rápidamente metió la mano en su bolso, agarrando una libreta y un bolígrafo.

-¿Algo más?

Izuku negó con la cabeza, inclinándose hacia adelante con entusiasmo. All Might sonrió.

-Entonces hablemos del elefante en la habitación, ¿eh?- Continuó, dejando la tiza mientras comenzaba a caminar de un lado a otro, con las manos entrelazadas detrás de la espalda. -La razón por la que se supone que no debes decirle a los demonios tu nombre real es porque abre una serie de capacidades ofensivas que de otro modo no estarían disponibles para ellos.- Él explicó.- Lo que debes entender es que tu nombre real es tu nombre humano. Si un demonio aprende el verdadero nombre de un ángel, la teoría es que hay ciertas maneras en que ese ángel no se diferencia de los humanos, al menos en lo que a su magia se refiere.

∆ Lirio de Fuego ∆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora