∆ Lirio de Fuego ∆

Capítulo 11: Graduación

Katsuki estaba junto a una fuente vieja y seca en el centro de lo que solía ser una ciudad vibrante, y por la forma en que vestía, Izuku pudo decir que hablaba en serio cuando dijo que estaba a punto de irse a la cama. Llevaba una sencilla sudadera con capucha gris y lo que parecía ser un par de pantalones de pijama negros, metidos al azar en la parte superior de sus botas. E Izuku no pensó que fuera posible, pero su cabello de alguna manera logró verse aún más despeinado de lo habitual.

Mientras se acercaba, Katsuki se giró, su postura se enderezó un poco y su cola se balanceó suavemente detrás de él. Lo miró de arriba abajo, e Izuku pudo ver por su expresión que parecía un desastre.

-Deku...- Murmuró.

Y por alguna razón, eso lo enfureció. Las lágrimas comenzaron a brotar de nuevo a medida que aumentaba la opresión en su garganta. Izuku sollozó, con los ojos bajos mientras Katsuki acortaba la distancia, sacando las manos de los bolsillos. Ante su angustia, aún sentía la sombra pasajera de algo cálido al notar que, a pesar de su caótico estado de vestimenta, aún recordaba usar guantes.

Katsuki lo rodeó con sus brazos mientras sus sollozos se convertían en gritos, las lágrimas empapaban la tela de su sudadera con capucha. Los hombros de Izuku temblaron, las manos enguantadas de Katsuki acariciaron y frotaron su espalda con una gentileza que rara vez había visto en él antes. Permanecieron así por un tiempo, hasta que los gritos de Izuku comenzaron a disminuir y comenzó a retroceder.

-¿Qué pasó?- Preguntó en voz baja. Izuku se secó los ojos con la manga y luego con la nariz. Respiró profundamente hasta que pudo controlarse.

Le tomó varios intentos antes de poder explicar completamente el evento, y todo el tiempo, el demonio mantuvo sus manos sobre sus hombros, acariciando suavemente sus brazos hacia arriba y hacia abajo.

Cuando finalmente terminó la historia completa, Katsuki exhaló suavemente.

-¿Cómo se llama?

-Todoroki.- Izuku tragó.- Todoroki Shouto.

Las manos en sus brazos se quedaron quietas.

-Espera, ¿no es una mierda?

Izuku frunció el ceño.

-¿Sí?- Él dijo.- ¿Por qué?

-El calvo ha estado quejándose de ese tipo durante meses, Deku.

Parpadeó un par de veces, con el ceño fruncido.

-¿Inasa?

Katsuki asintió.

-Ha estado deprimido constantemente, llorando porque el "amor de su vida" no lo recuerda. Ha sido absolutamente insoportable.- Él sonrió.- Supongo que estará feliz de saber sobre esto...

Sintió una chispa de ira dentro de él y apretó la mandíbula.

-Bueno, eso nos convierte en uno de nosotros.

Katsuki volvió a mirarlo y su sonrisa desapareció. Abrió la boca, pero vaciló, como si intentara elegir sus palabras con mucho cuidado. Después de un momento, suspiró, tomando la mano de Izuku y animándolo a sentarse a su lado en el borde de la fuente.

-Escucha, Deku...- comenzó.- Sé que lo que acabas de experimentar probablemente fue bastante perturbador, pero no es como si estuviera muerto, simplemente está...- Se encogió de hombros.- Ya sabes. En un lugar diferente. Está a salvo, si eso es lo que te preocupa.

-¿Pero, como lo sabes?

-Porque el infierno tiene un sistema para lidiar con los ángeles caídos.- Respondió.- La gente no aparece al azar en el infierno. Al menos ya no. Cuando un ángel cae del cielo, puede terminar en un par de lugares, pero todos están bien equipados para manejarlo.