∆ Lirio de Fuego ∆

Capítulo 13: Infierno II: Sin Maestros

Mientras Izuku yacía en la cama esa noche, envuelto en cómodas sábanas y mirando al techo, se encontró luchando con el mismo problema que la noche anterior. Es decir, no podía dormir, aunque esta vez no se debía tanto a los pensamientos acelerados sino al hecho de que solo se había despertado unas cinco horas antes.

Aunque sabía que Katsuki tenía buenas intenciones, no pudo evitar sentirse un poco irritado con él. Después de todo, si no hubiera sido tan insistente, Izuku no tendría este problema ahora.

Con un suspiro, se inclinó y encendió la lámpara de la mesita de noche. Durante unos minutos, se quedó sentado, apoyado contra el respaldo del sofá, jugueteando con los pulgares y mirando a la nada. Finalmente, se puso de pie y se acercó a la ventana, abriendo suavemente las cortinas.

Afuera, la ciudad estaba viva y vibrante, las luces del centro parpadeaban como brillantina. Izuku se pasó las manos por el cabello y se giró, con los ojos vagando sin rumbo por el tranquilo apartamento. Caminó un poco y luego se dirigió a la puerta de Katsuki. Presionó su oreja contra él, pero no pudo escuchar ningún sonido proveniente del interior. Sacudiendo la cabeza, se acercó a la gran estantería en la esquina de la sala de estar y comenzó a escanear las repisas.

Mientras estaba allí, se dio cuenta de que, por primera vez en su memoria, podía leer lo que quisiera.

Cada libro que tenía ante él era suyo para experimentarlo, si así lo deseaba. Era tan extraño que Izuku casi no sabía cómo procesarlo. Seguía teniendo que recordarse ese hecho cada vez que por reflejo se saltaba un título que parecía estar prohibido. Era extraño cómo funcionaba eso: incluso con total libertad, su mente todavía funcionaba como si estuviera encadenada.

La repisa superior parecía contener principalmente libros de cocina, junto con algunas copias descoloridas de libros de autores que parecían rusos. Curioso, tomó uno, lo abrió en una página al azar y comenzó a leer.

"En Estados Unidos, en la democracia que los autoritarios nos presentan como ideal, el fraude más escandaloso se ha infiltrado en todo lo que concierne a los ferrocarriles. Así, si una empresa arruina a sus competidores con billetes baratos, a menudo puede hacerlo porque el Estado le reembolsa los terrenos que le ha concedido a cambio de una gratificación. Documentos publicados recientemente sobre el comercio de trigo estadounidense..."

Izuku cerró el libro y lo volvió a poner en el estante.

Respirando profundamente, pasó a las inferiores, donde la mayoría de los libros parecían ser ficción. No estaba muy seguro de por dónde empezar con ellos, así que decidió simplemente cerrar los ojos y agarrar el primero que tocó.

Terminó siendo una novela titulada Hiro Worship. No era particularmente largo, por lo que Izuku se encogió de hombros, volvió a meterse en la cama y comenzó a leer.

Se sorprendió al descubrir que se trataba de una novela romántica. Se hizo evidente con bastante rapidez, simplemente por la forma en que se presentaron los dos protagonistas masculinos y cómo interactuaron. Aún así, fue sorprendente: Izuku no había catalogado a Katsuki como el tipo de persona que querría leer algo como esto. Pero claro, probablemente había muchas cosas que no sabía sobre él.

El libro contaba la historia de un joven oficial de policía, Shun Yamazaki, y del esquivo ladrón, Hiro Nakamura, a quien había pasado los últimos años tratando de atrapar. Los dos se cruzaron en la escena de muchos de los atracos de Hiro, y cada vez se familiarizaron un poco más el uno con el otro.

Después de un tiempo, Hiro comenzó a irrumpir regularmente en el apartamento de Shun. Al principio, simplemente entraba sigilosamente para dejarle notas o regalos al oficial, pero eventualmente, los dos comenzaron a pasar tiempo juntos deliberadamente. Había un aspecto un poco ritualista en ello; Cada vez que Hiro irrumpía, Shun aumentaba sus medidas de seguridad, pero cuando llegaba el momento, Hiro siempre encontraba la manera.