Izuku se paró frente al espejo empañado en el baño del departamento de Katsuki. Nunca antes se había sentido tan fascinado por su propio reflejo.
Las rendijas felinas de sus pupilas cambiaron el carácter de sus ojos de una manera que no podía describir del todo, y cuando apagó la luz experimentalmente, descubrió que podía ver en la oscuridad mucho mejor que como ángel. La luz verde de sus ojos irradiaba hacia afuera, emitiendo un brillo de otro mundo.
Encendió la luz de nuevo y se inclinó hacia delante para examinarse los dientes. Sus caninos eran mucho más afilados de lo que solían ser y sentían un dolor sordo por el rápido crecimiento.
Sus manos gravitaron hacia su cabello húmedo. En su estado medio transformado, sus cuernos se parecían a los de Katsuki, al menos a simple vista. Pero mientras que, ahora mismo, se transformaba lentamente, Izuku observó, fascinado, cómo crecían hacia afuera, los pequeños bultos que recubrían los lados se extendían en todas direcciones a medida que, gradualmente, se convertían en astas. Izuku pasó las yemas de sus dedos sobre ellos. La superficie era lisa y negra, pero tenía un brillo verde ligeramente metálico cada vez que la luz los iluminaba correctamente.
Sus manos cayeron flácidas a sus costados e Izuku suspiró. Todavía no estaba seguro de cómo se sentía acerca de tener astas. Katsuki había notado que eran raros, pero en cierto modo eso sólo lo hacía sentir más incómodo. Destacarse no era algo a lo que estuviera acostumbrado. ¿Qué podría destacar más que un par de astas grandes y brillantes?
Izuku se retorció las muñecas y su cola se balanceó suavemente detrás de él.
Al menos esa parte no es demasiado inusual.
Izuku negó con la cabeza, volviendo a su forma medio transformada antes de agarrar una toalla para envolverla alrededor de su cintura. Salió del baño y, por un momento, se quedó allí en el pasillo, con los ojos moviéndose entre la cama plegable deshecha en la sala de estar y la puerta abierta del dormitorio de Katsuki. No estaba realmente seguro de adónde debía ir.
Sin embargo, el sonido de la voz de Katsuki llamándolo fue suficiente para que él tomara una decisión.
Cruzó la corta distancia hasta la habitación de Katsuki, donde lo encontró sentado en la cama, con la almohada apoyada contra la cabecera mientras se recostaba sobre las sábanas con nada más que sus boxers. La frente de Katsuki estaba fruncida mientras golpeaba su panel táctil, y cuando miró a su derecha, encontró a Triplet acurrucada en lo que probablemente debía ser la almohada de Izuku.
Cerró la puerta suavemente detrás de él, miró su toalla y luego alrededor de la habitación. Entonces se le ocurrió que no tenía nada que ponerse a mano. Su bolso todavía estaba en el armario de la sala de estar de su estadía anterior, pero salvo algunos artículos perdidos, la mayor parte de su ropa no estaba limpia.
Izuku se aclaró la garganta.
-Um...
Katsuki levantó la cabeza y arqueó una ceja. Echó un vistazo a la toalla alrededor de la cintura de Izuku y luego señaló la cómoda al otro lado de la habitación.
-Puedes usar mi ropa por ahora.- Él le conto.- Te conseguiremos más, pronto.
Izuku asintió y se dirigió hacia la cómoda de Katsuki.
Abrió el primer cajón y arrugó la frente al encontrarse mirando una de las colecciones de artículos más extrañas que jamás había visto.
En un rincón había un gran rollo de cuerda de color rojo brillante y, a lo largo del cajón, había una fusta de montar negra. Junto a la fusta había algo que parecía una especie de esposas, sólo que con una larga barra de metal que se extendía entre una esposa y la otra. En la parte de atrás, había una linterna anormalmente grande, y más allá de eso, una gran variedad de otros objetos que ni siquiera podía intentar identificar.
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∆ Lirio de Fuego ∆
FanficEstá historia no es de mi creación. Es la traducción de uno de los mejores fanfic de Bakudeku que he leído (en mi opinión) y quisiera compartir. Autor: EtherealBeing Plataforma: Ao3 Nombre: Fire Lily