Capítulo 16: Florecer

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Llevaban unos diez minutos de viaje cuando Izuku se dio cuenta de que algo andaba mal.

-Kacchan, ¿no vamos a... volver al infierno?

Katsuki sacudió la cabeza, manteniendo la mirada fija en el camino que tenía por delante.

-Tomaría demasiado tiempo.- Murmuró.- Necesito llevarte a un médico.

-Oh.- sus cejas se juntaron.- Quiero decir, creo que estoy bien.

-¿Sí?- Katsuki se burló.- Entonces, ¿qué diablos es eso?- Asintió hacia la manga derecha de Izuku, donde las manchas de sangre aún estaban húmedas.

-No es mía.

Katsuki resopló, mirándolo.

-Entonces, ¿de quién es?

-Yo...- Izuku se aclaró la garganta.- Podría haber apuñalado a un Acólito en el ojo.

Ante esto, las cejas de Katsuki se alzaron y, por primera vez desde que se reunieron, Katsuki sonrió.

-Maldición.

Izuku solo se rió torpemente.

-Sí, es... una larga historia, supongo.

-Bueno, tal vez puedas contarme sobre eso más tarde.- le dio una mirada penetrante.- Después de que te examinen.

Izuku frunció el ceño, pero decidió no discutir más.

El viaje no fue particularmente largo, pero Katsuki aun así insistió en cargarlo todo el camino hasta allí. lo sostuvo cerca de su pecho, su agarre firme, sus garras mordieron a Izuku a través de la tela de su ropa. A veces era un poco incómodo, pero algo en la expresión dura de su rostro disuadió a Izuku de insistir en el tema. Era como si tuviera miedo de que Izuku pudiera deslizarse entre sus dedos nuevamente en el momento en que lo dejara ir.

Después de unos treinta minutos de viaje, llegaron ante un par de pesadas puertas de acero que conducían a lo que parecía ser algún tipo de búnker.

Golpeó la puerta varias veces.

-¡Oi, déjame entrar!

Una voz gritó desde el interior, amortiguada por la puerta.

-¿Cuál es la contraseña?

Katsuki chasqueó la lengua.

-¡Déjame entrar o derribaré esta puerta y te patearé el trasero!

Un momento después, Izuku escuchó una serie de clics y luego la puerta se abrió. Un rostro familiar apareció. Kaminari.

Sus ojos se abrieron como platos.

-No es posible.- Dijo, mirando a Izuku de arriba abajo.

-H-Hola, Kaminari.- Izuku tartamudeó, sonrojándose cuando se volvió hiperconsciente del hecho de que Katsuki todavía lo tenía en un porte de princesa.

Katsuki ni siquiera dijo nada. Simplemente lo apartó de su camino con su hombro, y Kaminari tropezó hacia atrás con un gruñido indignado. Katsuki simplemente siguió caminando.

Después de un momento de silencio estupefacto, Kaminari cerró la puerta, volvió a cerrarla rápidamente y luego corrió tras él.

-Amigo, ¿cómo diablos...?

-Ahora no.- espetó katsuki.

-Pero..-

Katsuki se giró bruscamente.

Si las miradas mataran...

Los ojos de Kaminari se abrieron ligeramente y se detuvo en seco, levantando las manos en señal de rendición. Con eso, Katsuki se dio vuelta nuevamente y continuó por el pasillo. Izuku se acurrucó entre sus brazos. Bajo las frías luces fluorescentes, los círculos oscuros bajo los ojos de Katsuki eran aún más obvios. Se tragó el nudo que tenía en la garganta.

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