Capítulo Seis.

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Lo que tiene que suceder, va a suceder.

Aún recuerdo los gritos, aún recuerdo el dolor, aún recuerdo el llanto y la tibieza de las lágrimas que caían sobre mi rostro. Pero, por encima de todo, recuerdo sus palabras, aquellas que pronunciaba una y otra vez sin descanso. No me dejes.

He llegado a una conclusión: el dolor es producto de la extracción del alma del cuerpo mortal.

Si te pones a pensarlo, suena bastante lógico. En la vejez, uno usualmente muere mientras duerme, algo totalmente indoloro. Pero cuando es antes de tiempo, cuando morimos jóvenes y en accidentes de cualquier índole, es totalmente lo contrario. Creo que es por eso que sufrí tanto cuando me fui.

Admito que mantengo esta postura puesto que me niego a aceptar que me merezco la forma en la que morí, que me merezco todo ese dolor.

Fue inevitable: el camión de carga venía tan rápido que sus frenos no respondieron a tiempo, siendo imposible evitar el impacto. Al menos Niall me sostuvo hasta el último instante. Mamá también estuvo allí, pero lo único que pude escuchar fueron sus sollozos.

No me dejes.

La oscuridad lo envolvía todo y el sufrimiento se disipó gradualmente, dejando lugar a un leve cosquilleo en mis extremidades. Ni siquiera opuse resistencia, es por eso que me siento como una traidora. En parte, yo deseé que todo se acabara.

Puse un fin cuando sentí arder mi caja torácica gracias los choques eléctricos que me proporcionaron los paramédicos. Ni siquiera tuve un paro cardíaco como para que los utilizaran en mí, aunque claro eso ellos no lo sabían. Dolió tanto que decidí que sería mejor irme de una vez por todas antes que volver a sentir esa mierda.

Según el informe forense, el viernes doce de junio, cerca de las once y media de la noche, se constató oficialmente el deceso de Sarah Elizabeth Crawford, de dieciséis años, a causa de un shock hipovolémico producido por un traumatismo múltiple de cráneo.

Pero déjame decirte algo, morir y dejar este mundo no son la misma cosa, porque hace más de una semana que yo estoy muerta, y continúo aquí.

Mi única excusa es que él me pidió que no lo dejara, y yo le prometí que no lo iba a hacer.

Unfading; nh.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora