Capítulo Ocho.

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Niall nunca fue partidario de las bebidas alcohólicas, hasta me atrevería a decir que jamás lo he visto borracho. Es por eso que cuando lo sigo calle abajo hasta un mini market y lo observo comprar una botella de vodka, me enfurezco.

-¡¿Qué demonios crees que haces, Niall Horan?!- grito, tratando de encontrar consuelo en mi reprimenda. De alguna manera, sé que esto es por mi culpa- ¡Niall, no compres esa cosa!

Claramente, él no me oye. Se dedica a rebuscar en su billetera con manos temblorosas.

Su cabello cae desordenado por su frente, tapandole un poco los ojos y acentuándole las ojeras. Su chaqueta esta arrugada, y sus jeans tienen un agujero en la parte posterior del muslo, de esos que son gracias a las polillas. Niall está mal.

Aun de niños, Niall siempre había cuidado su aspecto personal. Jamás lo había visto con algún pelo fuera de lugar, o alguna mancha en su camiseta... hasta ahora.

-Son treinta dólares, ¿Algo más?

-No.

Sus ojos son salvajes, el celeste tornándose turquesa de un modo bastante escalofriante. Mamá lo llamaría anticipo al vicio, o algo así.

Hubo un tiempo en el que mi mirada se volvía salvaje cuando se cruzaba con Niall.

Nos marchamos del mini market y voy tras él un buen rato, antes de darme cuenta de que estamos caminando en círculos. Confundida, observo la indecisión grabada en la cara de mi guía. Finalmente, él parece decidirse y acelera levemente hasta llegar a una esquina. Siento un escalofrío al ver la plaza al otro lado de la acera.

Niall cruza sin mirar a los lados y se dirige directamente a la banca en la que lo estuve esperando hace unos días. Toma asiento y deja la botella a su lado mientras busca algo en el bolsillo de su chaqueta.

-Oh, Niall...

Mis ojos se llenan de lágrimas y no puedo evitar soltar un sollozo, el cual se mezcla con el propio llanto de Niall. Pequeños temblores sacuden su cuerpo antes de que yo decida marcharme, porque sé que no podré soportar verlo de esta manera, tan herido.

Le echo un último vistazo antes de alejarme, incapaz de quitarme el recuerdo de sus lágrimas, la imagen de él con la cabeza entre las manos, deshecho, con un racimo semi marchito de flores de jazmín a su lado, me rompe el corazón.

El jazmín siempre ha sido mi flor favorita.

Unfading; nh.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora